Autor: Enrique Rivas Paniagua
-

Resonancias de otra radio
La radio entonces desbocaba mi lado imaginativo, me hacía soñar en mundos virtuales mientras ponía chinita mi piel, algo que jamás logró conmigo la televisión.
-

De generación en generación
Lo que me interesa es llamar la atención acerca del generalizado vicio de estancar, de encajonar dentro de un cierto bloque de años todos aquellos sucesos e ideologías comunes a una generación y encerrar en él a sus autores o a quienes los vivieron.
-

Del renacentismo como vocación
Arquitectura, Música, Literatura: he ahí las tres principales ramas con que identifico mi veneración hacia el árbol de cualquier Renacimiento.
-

Y en el camino andamos
Gracias a este caprichito de atar libremente palabras y eternizarlas con el puño sin que me tiemble la mano, es que continúo moviéndome en el mundo.
-

Nadar de a muertito
Pensé en dedicar mi artículo a las calaveritas de días de muertos, pero su época de oro ya pasó a la historia. Las poquísimas que ahora circulan me parecen bastante zonzas.
-

Dejarse releer
Cuando un texto cualquiera impulsa, motiva, invita a practicársele una segunda lectura, es porque da un paso más allá de lo instantáneo y, por tanto, de lo efímero
-

El índice sobre los labios
Cuando el agua llega hasta el cuello de las víctimas y la principal, para no decir la única, empatía hacia ellas se reduce a llevarse el dedo índice a los labios.
-

Otra vez los gringos racistas
Carezco de la virtud de soportar estoicamente las miradas de odio de la gringada por el solo hecho de que mi piel es morena y mi nombre y apellidos son hispanos.
-

El Ajusco nuestro de cada día
Me agradaba tenerlo al alcance de los ojos, en la cercana lejanía, por encima del ruido infernal y los monstruosos edificios chilangos, aunque el esmog apenas me permitiera divisar su silueta
-

Viene a cuento
No es enchílame otra eso de ponerse a escribir un cuento, por más cuentista de vocación que uno se crea. Hay que parir chayotes para tejerle una historia ágil, fluida, bien narrada.