Incluido recientemente en el calendario de evocaciones, desde 2019, cada 24 de enero se conmemora el Día Internacional de la Educación a iniciativa de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Para este 2024 el lema es “Aprender para una paz duradera”, pues asienta la ONU que el aprendizaje para la paz debe ser transformador y contribuir a dotar a los estudiantes de los conocimientos, valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para convertirse en agentes de paz en sus propias comunidades.
Los pendientes en materia de educación en el mundo son múltiples de acuerdo con las características de la demarcación que se trate, ya sea en mayor o menor escala; es relevante que este año se dedique a la paz, muchos observamos cómo escalaron los niveles de irritabilidad y los incidentes violentos entre el estudiantado, de igual manera la incitación al odio y a la discriminación se volvieron más recurrentes.
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Desde el aula se educa también para promover el bienestar colectivo y los docentes son pieza clave para ello, el interactuar con empatía con grupos heterogéneos, saber escuchar, resolver conflictos de manera asertiva, valorar la diversidad cultural, promover la buena convivencia y un montón de ejemplos más, nos ayuda a vivir en armonía con uno mismo, los demás y el mundo.
La aspiración es que este aprendizaje sea perdurable y consolidado, generando a la vez un compromiso con la paz, de aquí el lema que nos acompaña este año: aprender para una paz duradera.
En este sentido, la recomendación de la UNESCO sobre la Educación para la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo Sostenible subraya la importancia de la educación, que debe ser transformadora y contribuir a dotar a los alumnos de los conocimientos, valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para convertirse en agentes de paz y desarrollo en sus comunidades.
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La ONU recordó, además, que la incitación al odio alimenta los prejuicios y la discriminación y puede permitir y normalizar la violencia. Su reciente escalada mundial, amplificada por el uso de las redes sociales y exacerbada por nuevas y prolongadas crisis en diferentes regiones, afecta gravemente a la seguridad de las comunidades de todo el mundo.
La educación ofrece a los niños y las niñas una oportunidad de salir de la pobreza y un camino para alcanzar un futuro prometedor cita la ONU, sin embargo, la misma organización señala que 244 millones de niños y jóvenes están sin escolarizar, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas.
A propósito del Día Internacional de la Educación, las voces se alzaron en torno a la acción más que a la reflexión de quienes intervienen en los procesos educativos.
No solo es concientizar sobre la importancia de una educación de calidad a nivel mundial, es dimensionar que, justo la educación, debe ser un vehículo para la mejora personal, social, económica, de bienestar, de paz y desarrollo, y es uno de los actores indispensables para que los países alcancen igualdad de género y se rompa el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.