Animando la historia

El comunicólogo Carlos Alberto Leal vive de los trazos y colores, de animación y caricatura, de su pasión surge El caricaturiscopio (Grijalbo), libro que resultó ser el primer ganador del Premio Rius al Género del Libro-Historieta en 2018. 

Leal a su trabajo, va uniendo historias que le dan al noveno arte un mayor interés, pues, aunque para muchos el cómic o la animación no son literatura, el autor le da su justo valor y comienza su recorrido desde la época de los primeros seres pensantes.

Foto: Cortesía

Comparte la historia ilustrada de los dibujos animados que, revela, comenzó en la Edad de Piedra, pues en las pinturas rupestres ya se manifiesta un deseo de transmitir movimiento y acción al plasmar dibujos dobles de un felino o la figura de un bisonte con varias patas superpuestas, y estas parecen moverse cuando se iluminan con una antorcha. 

“Estos efectos gráficos hechos por nuestros antepasados nos indican que crear la ilusión de vida en un dibujo es un deseo muy antiguo. 

“Para muchas personas la caricatura es una forma fácil y amena de acercarse a temas complicados o muy bastos de entender, ven un libro ilustrado y les interesa más. La idea del libro es que sea una introducción a la historia de los dibujos animados”, declaró. 

El autor resalta que la historia de la animación ha sido un camino difícil, con vericuetos, pero también ha sido una aventura muy apasionante, impulsada por el genio de centenares de personas. 

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Es por eso que con El caricaturiscopio Leal te invita a conocer de forma amena la respuesta a preguntas como: ¿Cuáles fueron los primeros dibujos animados? ¿Quiénes son los héroes desconocidos que sentaron las bases de este arte popular? ¿Cuáles son los personajes más icónicos? ¿Por qué la industria de la animación no floreció en México como en otros países?, entre otras. 

“Antes del cine nace la animación con proyectores, nacieron las primeras caricaturas animadas con la mezcla de los proyectores, por ejemplo, el teatro de sombras chino ha sido inspirador de muchos animadores. 

“En el siglo XIX surgen los primeros cómics, había algo que eran teatros de vodevil, circos pequeños o teatros donde aparecía un caricaturista que con un rotafolio dibuja un chiste, después descubrieron la cámara de cine y hacen sus primeas animaciones”, va explicando detalladamente. 

En su viaje al pasado señala que la década de los años 40 del milenio pasado, o para otros el siglo anterior, fue muy fructífera para esta disciplina, ya que surgieron personajes como Popeye, Mickey Mouse y la serie animada de Superman, la que él considera la primera de acción y aventura”. 

En México la primera animación fue Don Catarino y su apreciable familia, realizada por Salvador Pruneda en 1934 y le siguió el personaje Paco Perico, en 1935. 

“Un caso especial merece México. En los 40 y 60 hubo mucha historieta mexicana, de varios géneros, deportiva, de terror, de ciencia ficción, humorística. Se perdió porque se le dio prioridad de comprar licencias de Estados Unidos. 

“En México se vendían de El Santo y Kaliman más de un millón de ejemplares, algo que no hacían los cómics de EU. Por ejemplo, un cómic educacional y literario era el de Fantomas, en él aprendías de literatura, geografía, de arte, métodos de investigación policiaco”, indicó, pero sobre el tema profundizará más en el segundo tomo de El Caricaturiscopio

El siglo XXI ha resultado muy positivo para la animación mexicana, gracias a que el formato digital abarató costos, afirma el comunicólogo. 

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A pesar de esto, Caros Leal reconoce que, aunque existe talento de sobra, al país le falta mucho para destacar en esta disciplina a nivel internacional y se ha demostrado a nivel mundial que en México hay grandes artistas en este ramo. 

“La animación mexicana necesita entenderse a sí misma, desarrollar una personalidad propia, un enfoque, una visión clara; debemos decidir qué queremos, si recrear nuestra realidad o simplemente copiar, porque en ocasiones nos dejamos llevar por lo hecho en Estados Unidos, aunque el caricaturista o animador o ilustrador sean unos genios parece que no se tienen confianza y prefieren copiar trazos”. 

El dibujante y caricaturista detalla que en el país trabajan unos cien estudios de animación, pero la mayoría maquila proyectos extranjeros. 

“Necesitamos apoyos tanto del gobierno como de la iniciativa privada para competir con Estados Unidos y Japón, que son los principales productores de animación. Estos dos países son unos gigantes en este rubro, es más, es un comercio y una forma de vida, generan miles de empleos. 

“Junto con Canadá, China y Corea, crean actualmente el 50 por ciento de la animación del mundo; Europa realiza el 25 por ciento y, el resto, diversos países, incluido México. Por ejemplo, Japón filma al año unos cien cortometrajes en este rubro, mientras que en tierras aztecas se hacen máximo cinco”. 

En la plática va revelando más datos del libro, señala que Disney fue el primer artista-empresario que tuvo éxito y supo trascender debido a que apostó también por desarrollar tecnología y, aunque no fue el iniciador, sí uno de los pilares de la animación. 

Para que aquellos que no lo sabían, el autor da otro empujón para animarse a leer, “el primer personaje animado que tiene emociones y movimiento desarrollado fue Gertie the Dinosaur, en un cortometraje estadunidense de 1912 dirigido por Winsor McCay”. 

Además, expresa que el Gato Félix, en 1919, fue la primera estrella famosa en el cine de animación, pues estrenó el modelo de negocio al fabricar relojes, peluches, ceniceros y cómics con su imagen. 

“Invito a reflexionar sobre quiénes son los héroes desconocidos que sentaron las bases de este arte popular, qué le permitió a Walt Disney trascender sobre sus competidores, cuáles son los personajes más icónicos y por qué la industria de la animación no floreció en México como en otros países”, comentó. 

“Ha sido un largo camino para consolidar el dibujo animado en movimiento” 

Carlos Alberto Leal

  • Nació en Jalisco en 1972. 
  • Codirector de los cortometrajes Batallón 52 y Escuadrón 2011, para los Juegos Panamericanos de Guadalajara. 
  • Cofundador de Minerva Comics. 

Por Alejandro Baillet