Angélica Fuentes, mujer de carácter y decisiones, trasluce en su redacción. Cuenta de los días aciagos tras su separación del empresario Jorge Vergara, ya desaparecido, y quien fue “amor y espíritu” del equipo de futbol Guadalajara.
Como defensora del empoderamiento de la mujer, poco afortunada en sus tres matrimonios, los analiza.
Relata acontecimientos familiares, algunos muy personales, y cómo, sin dejarse vencer, retomó actividades de empresaria.
El libro tiene título singular: Dos millones de huevos. Al leerlo se comprende el porqué.
En su currículo se multiplican los reconocimientos en sus tareas, incluyendo el de Refinery 29 como una de las 11 mujeres más influyentes que trabajan por la paridad de género.
De pasado más reciente, por decirlo así, destacan funciones que ejerció como Presidenta Ejecutiva de grupo Omnlife/Chivas, creado porque fue su último cónyuge, Vergara, poseedor de un olfato especial en el terreno de las inversiones.
En la introducción, cita: “A nosotras se nos enseña desde pequeñas a servir al papá, hermano, tío o abuelo, mientras que los niños crecen pensando que su lugar en la vida es ser atendidos por una mujer, como reyes”.
Rememora de una intervención pública, y que en uso de la voz “…no dije nada de lo que verdaderamente quería decir, pues significaba ventilar lo que había vivido en los dos últimos dos años.
“Había pasado por un divorcio público muy doloroso; me habían sacado de mi empresa Omnilife-Angelíssima-Chivas, de la que era la CEO durante siete años”.
De su infancia, apunta: “Mi papá quiso que mis hermanas y yo dejáramos la escuela en sexto año, pues, ¿para qué las niñas necesitaríamos más formación? Mi mamá lo convenció de que continuáramos estudiando”.
“Me tocaban palizas una vez cada dos meses. Antes de los ocho años mi papá siempre me pegaba con la mano abierta y después con el cinturón”.
Apunta: “Nunca les haría a mis hijas lo que me hicieron a mí. Jamás”.
Se casó con Scott, ya fallecido. Tenía 20 años: “No pasó mucho tiempo y mi matrimonio acabó”. Esto vía divorcio.
Hubo otro enlace. “En 2005, tenía 42 años, me casé. Era un hombre bien conectado con la élite política mexicana”.
Lo califica de violento. La relación igualmente concluyó.
Otro capítulo difícil se incubó en 2007.
“Fui contratada para reestructurar la empresa Omnilife de México. Tenía dos divisiones, la que desarrolla, produce y vende productos nutricionales; y Chivas de Corazón, equipo de futbol.
“Jorge Vergara, con quien estaba saliendo, nunca me habló del mal estado de la empresa. En bancarrota. Recibía demandas penales, civiles y comerciales. Era un desastre”.
Su relación amorosa con Vergara continuaba. “Él seguía casado con su primera mujer. Jorge obtuvo el divorcio y en mayo de 2008 nos casamos en la India”.
No todo fue felicidad. ”Jorge y yo habíamos empezado a tener problemas maritales. En febrero de 2015 fui a ver a un abogado con miras a un divorcio”.
Una amiga, Michelle Leaño, le alertó de la difusión de unas noticias.
Vergara había convocado a una conferencia de prensa: “¡Escándalo! Jorge Vergara dice que Angélica Fuentes está fuera de Chivas y de Omnilife!”, “Jorge Vergara rompe con Angélica Fuentes”.
“Él y sus abogados me acusaron de orquestar un plan para robar más de 100 millones de dólares”.
Confiesa que había un secreto: muy íntimo, que en estas líneas se preserva, pero, evidente, los lectores del libro lo conocerán. Finalmente, retomó su camino, tras muchas mutuas imputaciones. Vergara murió. Ella se quedó con sus hijas. Mucho falta aquí de describir del tormentoso epílogo.
De Penguin Random House Grupo Editorial, primera edición, octubre 2020.
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