Por: EDGAR VALERO BERROSPE
Muy rápido, quizá no a la misma vertiginosa velocidad con que compitió en las pistas, se acerca el final de la trayectoria política de Ana Gabriela Guevara, quien ha dilapidado el gran nombre, la credibilidad y el cariño que le prodigó un país entero en su época de atleta.
Ana fue símbolo de la victoria de un país sediento de victorias. Fue la respuesta al mentado “si se puede” que convirtió en “si se pudo…” Paralizó a un país y me consta, durante aquellos 48 segundos y 89 centésimas y los muchos minutos previos y posteriores a su victoria en el Stade de France aquel 27 de agosto de 2003, cuando se convirtió en campeona mundial de los 400 metros planos.
Tuve la oportunidad de estar ahí en París y luego la vi quedarse a sólo 150 milésimas de segundo de ganar la medalla de oro en Atenas y luego en Helsinki y en Osaka, redondeó una trayectoria incomparable.
Una mañana del mes de enero del 2008 anunció que se retiraba, porque estaba cansada de que la burocracia gubernamental y a nivel del deporte federado parecía que no iba a cambiar.
Y comenzó a buscar espacios políticos, que, en un país como el nuestro, si eres “un algo” famoso, tienes la oportunidad de ser diputado, o senador e incluso gobernador. Ana comenzó por el Instituto del Deporte de Ciudad de México, al amparo del ex canciller Marcelo Ebrard, entonces jefe del gobierno capitalino.
Y sus aspiraciones en pro del deporte, no sé si empezaron a desaparecer. Causó cierta gracia y algunas risitas burlonas, cuando llegó a la Cámara de Diputados en vez de al Senado de la República el día que debía rendir protesta como parte del grupo parlamentario del PT.
Obtuvo el lugar gracias a las listas plurinominales para el periodo 2012-2018 de la LXII Legislatura, en su camino a integrarse plenamente a la 4T. Creo que fue entonces cuando pareció darse cuenta que “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.
Su llegada a la CONADE fue como si saliera el sol a medianoche. Nunca fue alguien de fácil trato, pero al menos siempre fue una mujer recia, directa y responsable. Con muchos atributos, pero, sobre todo, como dicen por ahí “entrona”.
Lo que sucedió en la oscuridad de los meses de julio a diciembre de 2018, después de que Morena ganó la elección federal y Guevara fue elegida para hacerse cargo de la CONADE, son un misterio hasta para sus amigos más cercanos. Dejó de contestar el teléfono, los mensajes, el whatsapp.
De pronto se envolvió por una densa niebla de incomprensible incomunicación y al tomar el poder se volvió incontrolable e inalcanzable. Comenzaron las disputas con los deportistas…
Y después un escándalo… Y luego otro… Las acusaciones de corrupción, de malos manejos. Los inexplicables insultos a gente consagrada como las Paolas, Longoria y Espinoza… Los clavadistas, los tiradores de arco… Una vez que se desató la tormenta, ha sido imposible detenerla.
Protegida en teoría por el Presidente de la República, ha capeado diversos temporales, pero todo indica que el “fuero presidencial” terminará para ella y otros personajes el último día del presente sexenio…
Yo sólo espero que pueda defenderse de lo que la han acusado y que sus amigos actuales, que remplazaron a otros que fueron leales toda su vida, de verdad la sigan acompañando porque no va a ser sencillo… Qué lástima… Que pena, la historia pudo ser muy diferente.