Jorge Romero El Faro

Ambulantaje, cuento de nunca acabar

Como ha sucedido desde hace décadas, el centro de Pachuca se encuentra asediado por el comercio ambulante, problema que se ha vuelto crónico y que difícilmente se resolverá al construir una nueva sede para su reubicación.

A finales de octubre hubo un enfrentamiento entre grupos de comerciantes, uno liderado por Óscar “El Perro Pelcastre” y otro cuyo liderazgo se desconoce, pero que se autodenomina “Los Gatos”. Nadie esperaba la confrontación, pero el hecho puso de manifiesto que Pachuca está lejos de solucionar el problema del ambulantaje en su Centro Histórico.

El conflicto va más allá de una pelea de bandas rivales, tiene raíces estructurales. No podemos ignorar que, en el primer trimestre de 2025, el porcentaje de población que trabajaba en la informalidad en Pachuca fue de 54.3%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que organiza el Inegi. Hay otro dato importante: 26.1% de quienes trabajan en Pachuca lo hacen en condiciones críticas, lo que implica jornadas extensas, bajos ingresos y falta de prestaciones.

Así que, por un lado, más de la mitad de la población en Pachuca trabaja sin prestaciones de ley, y luego, otro 25% lo hace en empleos precarios, donde se paga mal y bajo condiciones de explotación.

Por eso, ante las escasas oportunidades y trabajos precarios, muchos prefieren laborar por su cuenta y la salida son las calles y la informalidad. Y ahí es donde entran las mafias que proliferan cuando las autoridades son laxas y prefieren no aplicar la ley. Así sucedió en el gobierno del priista Sergio Baños, quien dejó que las calles fueran tomadas principalmente por la banda encabezada por “El Perro” Pelcastre.

La actual administración de Jorge Reyes tomó la decisión de poner orden, tal como le corresponde en su papel de autoridad. Pero no ha escapado del asedio de quienes buscan hacer negocio con el espacio público. El problema no es sencillo tomando en cuenta la debilidad de la economía local, pero es claro que se debe privilegiar la ley y proteger a los negocios formales.

El proyecto de levantar un nuevo mercado para los comerciantes que fueron retirados al principio del gobierno de Reyes no es una solución de fondo. En poco tiempo surgirá otro grupo que va a querer tener su propio espacio. Mientras la economía siga siendo débil, el incentivo de tomar las calles será alto.

Hay otro camino: que los ambulantes se pasen a la formalidad. Y ahí sí las autoridades tienen mucho qué hacer. Por ejemplo, mejorar el entorno para atraer más visitantes e inversión, y por otro lado, facilitar la tramitología para abrir un negocio. Mientras sea un dolor de cabeza y se le cargue la mano a quienes se atreven a emprender de manera formal, muchos preferirán la vía clandestina.

Por lo pronto, veremos si Jorge Reyes puede resolver al menos la crisis del ambulantaje actual, aunque sea cuestión de tiempo de que otro grupo tome las calles.


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