No son diez, ni veinte, ni treinta. Son más de 200 las presas o lagos privados que “inundan” el municipio de Valle de Bravo, en el Estado de México, y de ellas se desconoce cuántas son las que tienen los permisos correspondientes para operar, es decir, las que sí tienen autorización para retener el agua que debería llegar por cauces naturales a la presa Miguel Alemán.
La existencia de estas presas privadas se hizo notoria a principios de septiembre cuando en un predio particular, en la comunidad de los Alamos, Acatitlán, en Valle de Bravo, una construcción de este tipo sufrió un resquebrajamiento del talud de contención provocando que millones de litros de agua se desbordaran e inundaran sembradíos y propiedades privadas.
Cuando los enviados de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) visitaron el lugar encontraron que en ese predio se construía un lago artificial con una superficie aproximada de 8 mil metros cuadrados, pero dicha construcción no contaba con la autorización en materia de impacto ambiental dentro del Área Natural Protegida en la que se ubica.
El tema se torna más turbio cuando las mismas autoridades reconocen, de acuerdo con organizaciones ecológicas, que en ese lugar solo había una solicitud y autorización para instalar infraestructura eléctrica, lo que evidencia que los propietarios del terreno construían la presa o lago artificial en total clandestinidad
La obra fue clausurada y la Unidad Jurídica adscrita a la delegación de la Profepa en el Estado de México deberá determinar lo que proceda. Ya pasó casi un mes de esa desgracia ecológica y se desconoce públicamente lo que la autoridad ha concluido. Es de tal trascendencia el evento que merece ser difundido por todos los medios.
Para nadie es desconocido que en Valle de Bravo se ubican algunas casas de descanso de las familias más acaudaladas del País. Solamente quien tiene recursos puede darse el lujo de construir un lago de las dimensiones de la presa que se desbordó. Si estas construcciones tienen los permisos correspondientes, nada se puede decir o criticar, pero cuando se construyen por encima de la ley, se tienen que denunciar y exhibir y la autoridad debe actuar en consecuencia.
Por eso adquiere relevancia la revelación que hizo la semana pasada la reportera Alma Ríos, de La Jornada Estado de México, cuando informó que tan solo en Valle de Bravo se ubican más de 200 presas privadas. Es necesario conocer con precisión cuántas de ellas están autorizadas.
Porque la presa que se desbordó fue clausurada gracias a que hubo un accidente que no pudo ocultarse, de lo contrario ese lago habría entrado en funcionamiento para el goce de sus propietarios y la ignorancia de los pobladores de Valle de Bravo y quizá de las autoridades. Porque también no hay que descartar que estas obras procedan a construirse gracias a que algún mal funcionario las autoriza por debajo de la mesa.
Un problema adicional que podría estar ocurriendo con este tipo de construcciones es que el Sistema Cutzamala, con el que se surte de agua al Estado de México y a la CDMX, no logra completar el líquido que se requiere debido a que millones de litros son retenidos en esas presas privadas. El tema no es menor y necesita, como el agua, ser lo más transparente posible.
Twitter: Migueles2000
Comentarios: miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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