En medio de la crisis por coronavirus, la tala ilegal en los bosques de Acaxochitlán no da tregua. Lo que ahora se aprecia en el trayecto a este municipio es un monte sin oxígeno, un paisaje donde se observan los avances de la otra pandemia: la deforestación.
En el kilómetro 9 de la carretera San Pedro-Honey, Puebla, se escucha el sonido de la motosierra. Es un bosque de la localidad de Zacacuautla, uno de los lugares más devastados por la deforestación en Acaxochitlán, en un día de marzo de 2021 a las 11:00 horas.
“Ahí vienen unos hombres”, señala una habitante de la localidad, a quien llamaremos Josefina para proteger su identidad. “Si preguntan no mires demasiado al bosque, di que buscas a una persona para que te venda unas hierbas”, aconseja para entrar.
Un joven abre el portón de color negro, “hace unas semanas no estaba cerrado, podías pasar sin problema”, menciona Josefina.
“Hasta qué hora van a estar aquí, porque no pueden tardarse mucho”, advierte el hombre al abrir.
Por el espejo retrovisor se observa a un motociclista siguiendo el trayecto.
En el suelo hay demasiados restos de árboles, troncos cortados por todas partes, claro contraste con los árboles sobrevivientes. El bosque está destrozado, “duele verlo así, pero nadie hace algo, antes era bonito y recuerdo que veníamos mucho con los hijos a acampar, pasábamos mucho tiempo aquí”, recuerda Josefina hasta llegar a una casa.
La adulta mayor supone que la pandemia del coronavirus detuvo el tema de la protección de los bosques.
“Antes se buscó un permiso de aprovechamiento, pero alguien lo echó abajo, si se hubiera tenido se cortaría por áreas, pero se metieron a la mala los que se llevan los árboles y acabaron con todo”
Relata.
“Los talamontes andan en el día y la noche, se escuchan, pero qué vamos a hacer”, expresa la señora mientras prepara algo de comida en el fogón de leña, y continúa la conversación.
Ya adentrada en la plática la mujer confiesa que “no tiene días que aquí tiraron unos arbolitos que sobraron y vino la patrulla, la policía se lleva toda la madera y para el dueño nada, para el dueño son las infracciones si no mete pruebas de que él no cortó y tiene que pagar, el dueño se queda viendo”.
“Tampoco puede uno estar denunciando quién es, si denuncias terminas de testigo, te piden todos tus datos y al final no pasa nada, esto de cortar árboles siempre ha sucedido, es algo que no vamos a detener jamás”.
“¿Nos dejarán salir?”, expresa Josefina para aligerar la tensión que se respira en el lugar, mientras un hombre con motosierra se acerca a abrir la puerta de lo que queda de bosque.
Sin protección para defensora amenazada de muerte
En octubre de 2020, Crisóforo M. presuntamente amenazó de muerte a Filiberta Nevado Templos, defensora del bosque en Zacacuautla, Acaxochitlán, desde hace más de dos décadas.
“Si me pasa algo a mí o mi familia por sus denuncias, vengo, la mato y la remato”, dijo el presunto talador a la activista en una reunión con pobladores en la delegación de Zacacuautla.
Nevado Templos inició una denuncia por amenazas en el Ministerio Público de Tulancingo, “presenté mi declaración, una ampliación de declaración y posteriormente mis testigos, fui varias veces”.
A seis meses de lo sucedido, asegura que no hay respuesta por parte de las autoridades de justicia, así como ampliación de medidas de protección, las cuales le fueron negadas por solicitarlas en el periodo vacacional de diciembre.
La defensora del bosque señaló que hay inacción en su denuncia también por parte del Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
“Admitieron mi caso, pero no ha pasado nada, absolutamente nada, sigo igual que si no me hubieran admitido, solo me notifican que mi caso ha sido admitido y se iban a comunicar conmigo, pero no ha pasado”, señaló la activista.
“Yo me estuve comunicando porque ya se me hacía mucho tiempo, me dijeron que me llamarían para concertar una cita y venir a ver las condiciones en las que vivo y qué se requiere, ya con todos esos elementos decidir la medida de protección, pero sigo esperando”.
Para la defensora del bosque, la amenaza de muerte en su contra continúa cuando escucha disparos cerca de su casa durante la noche, el mismo día que acude a los medios de comunicación para denunciar el ruido de la motosierra.
¿Filiberta, tienes miedo a morir en tu lucha? “No tengo miedo”, responde la defensora del bosque a La Jornada Hidalgo, “es devastador lo que están haciendo en el monte, da más miedo que acaben con los bosques”.
Para ella, la deforestación va más allá de la vida de un árbol, porque se mata también a las especies de plantas que se talan y entonces se pierde el hábitat tanto para las plantas como para los animales.
Frente a estos graves riesgos y repetidas amenazas contra su vida, Filiberta elige mantenerse firme en la defensa del bosque. Actualmente, realiza una campaña de difusión para el 22 de octubre, Día de la Tierra.
Acaxochitlán, paraíso de tráfico ilegal de madera
Esta demarcación hidalguense, una de las diez más pobres en la entidad, donde habitan 46 mil 065 personas según el Censo de Población y Vivienda 2020, se ha convertido en los últimos años en un paraíso de tráfico ilegal de madera.
“Es un negocio redondo, donde hay intermediarios como sucede en todo”, explicó un habitante quien pidió el anonimato.
“Esa madera se comercializa en los aserraderos, y los mismos dueños de los bosques talan con motosierras de manera ilegal, y mientras haya familias que dependan de esta actividad, será difícil si no tienen otra fuente de empleo”.
Explicó que de un árbol se pueden sacar tres trozas de madera de 2.50, que valen entre mil 500 y 2 mil pesos cada una, y de ahí salen diez o veinte tablas dependiendo del grosor o del fuste del árbol, las cuales trasladan en los camiones que vemos circulando por caminos de Acaxochitlán.
De acuerdo con el Programa Nacional Forestal (2020-2024), publicado en el Diario Oficial de la Federación (DIF) por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), se estima que el 70 por ciento del mercado nacional de madera tiene procedencia ilegal.
De enero de 2019 a octubre de 2020, en el municipio de Acaxochitlán se decomisaron mil 340 trozas de madera, 16 vehículos asegurados, 4 motosierras, sin personas detenidas por cometer este delito, según el reporte de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.
El último aseguramiento ocurrió el pasado 31 de marzo sobre la carretera federal México-Tuxpan tramo Tepepa, una camioneta Ford modelo 1979 color verde redila roja, cargaba madera en rollo dimensiones cortas, 130 trozas de madera de 1.20 metros de longitud y diferentes metros, se puso a disposición de la Profepa, informó el Concejo Municipal Interino.
Destino de madera incautada: corralón propiedad de ex funcionario
Según una solicitud de transparencia (00328919) realizada a la pasada administración municipal de Acaxochitlán, en el corralón municipal además de los vehículos en desuso por el ayuntamiento, también se resguardan los vehículos decomisados con madera incautada por Semarnat, Profepa y Seguridad Pública Municipal.
El predio del corralón que se encuentra ubicado en Apapaxtla es propiedad de Oscar Vega Riveros, oficial mayor en el gobierno municipal de Rocío Sosa Jiménez (2016-2020), ahora candidata a diputada local.
“Tiene un contrato de comodato el cual no genera costo”, fue la respuesta de la autoridad municipal a la solicitud, sin transparentar el documento solicitado de arrendamiento.
El presidente concejal, Alejandro López Suárez, indicó que la madera decomisada “se pone a disposición de la Profepa y ellos se la llevan junto con la unidad en cuestión, algunas veces también queda a disposición de la Profepa, pero se almacena en un lugar que tenemos en la comunidad de la Bóveda”.
Uso indiscriminado de leña y carbón
Sobre la carretera que conduce a las comunidades indígenas se observan los letreros “Venta de leña”. También los montículos de encino que se cubre con tierra y luego se quema hasta obtener carbón.
No faltará el tendero, el restaurantero, barbacoyero, el vendedor de pollos a la leña, que compre algo de ambos combustibles.
En el paisaje también es común encontrar a las mujeres recolectando leña en su espalda, a falta de gas doméstico en las comunidades más alejadas.
Sin árboles no hay agua, sin agua no te proteges del Covid: horticultor
“Los árboles nos dan semillas, cortezas, pintura, muebles, un ataúd, sillas, cuadros, puertas, papel, purifican el entorno, te regalan sombra, agua, entonces ¿por qué no los cuidamos?”, cuestiona el reconocido horticultor del Valle de Tulancingo, Aurelio Martínez Godínez.
“Donde hay deforestación el agua empieza a correr cuando llueve y eso hace que la tierra deje de fijarse en el suelo, además hay una interrelación en toda la naturaleza que comunican a través de las raíces por medio de un hongo, por eso es que en época de lluvias la gente sube al monte a recolectar”, explicó.
¿Qué es lo que pasa cuando un terreno está deforestado?, el viento corre con más fuerza, levanta polvo, y en el polvo vienen las bacterias, basura y por consecuencia hay más enfermedades, advirtió el horticultor.
“Actualmente hay muchas tolvaneras, es la época; si hay un puesto de comida se contamina, a veces las personas no saben por qué enfermaron. Si una zona está deforestada ya no llueve porque los árboles atraen la lluvia de forma natural”, agregó el especialista en el cultivo de plantas.
“Si ahorita pagamos por un garrafón de agua 20 pesos, cuánto pagaremos en los próximos 20 años, si no tenemos arboles no vamos a tener agua, sin agua no te lavas las manos y no te proteges del Covid”, advirtió el horticultor.
Los datos
- El Programa Nacional Forestal 2020-2024 señala que México está perdiendo su cobertura forestal a una tasa bruta de 250 a 260 mil hectáreas por año y a una tasa neta de 127.8 mil hectáreas por año.
- El 95% de la deforestación ocurre de manera ilegal, pues la Semarnat solamente autoriza el cambio de uso del suelo en un promedio 12 a 13 mil hectáreas al año, mientras que la deforestación bruta promedio anual es de 250-260 mil hectáreas.
- De acuerdo con el Programa Estatal Forestal 2011-2016, la superficie forestal de Hidalgo es de 817 mil 640 hectáreas: 454 mil 486 de bosque, 252 mil 36 de zonas áridas y 13 mil 184 de otras formaciones.
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