Las imágenes y testimonios son impactantes, perderlo todo en cuestión de horas por la fuerza del agua y el viento. No recuerdo otra situación en la que toda, absolutamente, toda la población este afectada. Física, emocional y económicamente Acapulco fue devastada, se estiman un millón de damnificados.
Resulta desagradable escuchar y leer los comentarios que están juzgando a las personas que entraron a robar a tiendas y almacenes. Creo que nadie entiende que no hay ni un solo espacio en Acapulco que no haya sido afectado. Sin agua, luz y alimentos.
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Resulta asqueroso ver a la gente rica de este país cantando el cielito lindo o alzando sus manos en la Fórmula 1, como si eso mágicamente arreglará la situación de personas cuyas vidas cambiaron radicalmente.
Los científicos no se ponen de acuerdo en decidir si la fuerza del huracán es un efecto del calentamiento global, pero los cambios que estamos viviendo con el clima y el medio ambiente nos están enseñando que algo anda mal, muy mal.
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Y aún ante esta situación hay quienes deciden utilizar esa coyuntura para su campaña política. Gente miserable, que no le interesa actuar sino verse beneficiado del dolor.
Para levantar a la gente que vive en Acapulco y no precisamente la zona hotelera, va a tomar tiempo, dinero y muchas manos. Así que no dejemos de donar y estar pendientes en qué podemos ayudar.
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