Me gusta hablar de aborto haciendo tres afirmaciones:
- Es delito que se contempla en los 33 Códigos Penales del país.
- Es el derecho a la autonomía reproductiva de las mujeres y personas con presunta capacidad de gestar.
- Es un hecho cotidiano en la vida reproductiva de las mujeres y personas con presunta capacidad de gestar.
Desde esta posición es posible entender la complejidad legal, cultural, social y política entorno a los debates que se dan. Durante muchos años el movimiento feminista optó por utilizar el término “interrupción legal del embarazo (ILE)” para tratar de alejarse del estigma que el delito provoca. Pero abortar es un término médico de este hecho cotidiano en las personas que tenemos la capacidad de gestar, se aborta voluntaria o involuntariamente, una o varias veces en la vida desde distintas circunstancias. Y este hecho cotidiano es el que la sociedad ha decidido criminalizar, porque seguimos sin entender que el Derecho Penal no previene.
Actualmente las feministas, las abortistas le decimos sí al termino aborto. ¿Por qué? Porque las mujeres y personas con capacidad de gestar hemos abortado siempre, lo hemos hecho de maneras inseguras pero actualmente lo hacemos de manera segura, pero casi siempre clandestino y en peor: ilegal. No le tememos al concepto ni al delito porque hemos aprendido a través del acompañamiento a ser una red de protección para quien necesite abortar.
30 de junio de 2021 se ha convertido en un día histórico para la lucha por la despenalización y descriminalización del aborto tanto en nuestro estado, como en México como en América Latina: Hidalgo se convirtió en el 3er estado cuyo Congreso avaló despenalizar el aborto de manera voluntaria hasta las semana 12.6 de la gestación, se agregó una causal más (peligro a la vida), se eliminaron los requisitos absurdos que la causal violación establecía y además se reforma a Ley de Salud para que este derecho sea accesible de manera sencilla y gratuita por parte de los Servicios de Salud del estado.
Tuvieron que pasar 13 años desde la última reforma, importantísima, sobre aborto que desde la sociedad civil lideró Cíhuatl A.C.
La votación entorpecida por cuestiones políticas, de resistencia a los derechos humanos de las mujeres y personas con capacidad de gestar, argumentos estigmatizantes, racistas, clasistas y protagonismos culminó con 16 votos a favor, una abstención y 11 diputades del PRI, PAN, PRD, PES decidieron no pronunciarse. Es decir mayoría absoluta.
No quiero que caigamos en la trampa que les diputades están tratando de ponernos: la discusión se llevó, se aprobó. Si quieren impugnarla están en su derecho pero ahora le toca al Gobernador, Omar Fayad, publicar la ley. Debemos recordarle que en su plan de gobierno Hidalgo 2016-2022 en el cual reconoció la necesidad de velar por la salud reproductiva y los derechos humanos; en su plan de desarrollo también se comprometió a disminuir el embarazo adolescente y la mortalidad materna. Esta es la oportunidad perfecta para cumplir con estos compromisos que nos hizo a las y les hidalguenses.
Más allá de este proceso, la victoria es de las mujeres y las personas con capacidad de gestar, de las que han abortado en silencio, con estigma, con tranquilidad; de las que han acompañado, de las periodistas, de la sociedad civil como la Marea Verde Hidalgo, Di Ramona, Seiin A.C. Cíhuatl, Conversatorio de las Mujeres Hidalguenses, de las activistas, de las que abortaran, de las que acuerparon la velada, de quienes toman las calles en las marchas y no han dejado de luchar por nuestra autonomía.
Gracias a ustedes hoy estamos un paso más cerca de la libertad y autonomía reproductiva.
Es casi ley, lo vamos a lograr.
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