¡A votar!

Dentro de unos días México tendrá las elecciones más grandes de su historia pero también será una de las más importantes porque habrá que escoger no sólo quién nos va a gobernar sino también qué modelo de gobierno queremos.

Esta vez no estamos ante una elección común y corriente y por lo mismo la tenemos que pensar en otros términos. Durante los últimos años hemos visto el debilitamiento de nuestras instituciones, el gobierno actual las ha debilitado, cuando no destruido, de varias formas, ya sea quitándoles presupuesto, poniendo al frente a gente incapaz, no nombrando puestos claves, nombrando a gente sin conocimientos ni experiencia o denigrándolas con dichos falsos y poniéndolas en contra de la sociedad. Lo que se ha logrado con esto en los últimos poco más de cinco años es concentrar el poder, entonces, lo que tenemos enfrente el 2 de junio es continuar con este debilitamiento institucional o regresar al camino de crear cada vez mejores instituciones.

¿Por qué importan las instituciones? Porque desarrollan países, esto es algo que se ha estudiado desde hace muchos años. Daron Acemoglu y James Robinson lo explican de muy buena manera, ellos se pusieron a observar las diferencias de ingreso y de nivel de vida entre los países desarrollados y los países pobres, observaron que los países desarrollados no se desarrollaron gracias a su ubicación geográfica, a sus recursos naturales o a su clima, una de las razones principales es que lograron desarrollar mejores instituciones que los países pobres.

Ellos ponen un ejemplo que conocemos, se pusieron a observar lo que sucedía en nuestra frontera norte y se preguntaban por qué la diferencia de ingreso y calidad de vida entre una ciudad estadounidense y una mexicana era tan grande si estaban juntas. Es el mismo terreno, el mismo clima y no es que los habitantes del lado estadounidense tengan dos cerebros y cuatro manos. Lo que encontraron es que las reglas del juego son diferentes, mientras que del lado estadounidense las instituciones son más plurales, más democráticas, hay mejor separación de poderes y mercados más competitivos, en el lado mexicano las reglas del juego no permiten la inclusión de la sociedad y permiten a las élites la extracción de rentas lo que inhibe la creación de riqueza, las instituciones en el lado mexicano son menos democráticas y actúan en favor de unos pocos. Así que si queremos un México más rico y menos desigual, necesitamos mejores instituciones.

Y no es que antes todo haya sido bueno, ese no es el punto, el punto es que no podemos negar que el PRI, el PAN, las distintas oposiciones y la sociedad civil del pasado sentaron bases para un México más institucional. Nos han venido creando la narrativa de que antes de Morena todo era malo cuando la realidad es que gracias a varios movimientos ciudadanos y políticos anteriores se logró hacer que los gobernantes tomaran propuestas, las convirtieran en ley y se crearan instituciones. Con Morena no llegó la democracia, la libertad de expresión, la educación pública gratuita, la seguridad social, la estabilidad económica o los programas sociales, todo eso ya existía. Antes de Morena ya existía el INE, la prensa libre, la SEP, el IMSS, Prospera o el Banco de México. Antes de Morena la pobreza ya venía descendiendo, lo mismo que la desigualdad, lo que se esperaba de ellos es que lo hicieran mejor y eso no pasó. Esto no es una opinión, si observamos mediciones de las principales variables que nos mejoran la vida como Estado de Derecho, libertad política, libertad económica, democracia, salud, educación o economía, por ejemplo, nos vamos a encontrar con grandes retrocesos en la mayoría de ellos.

Así que a votar el 2 de junio teniendo en mente esto, vayan a votar, las encuestas pueden fallar, nada está escrito y bájenle un poco a su ideología, ni la izquierda siempre es buena, ni la derecha siempre es mala. En los países democráticos las elecciones no son un mero trámite. Traten de dividir el voto, no le den todo a un partido, no confíen en los políticos, porque si algo nos ha enseñado la historia de este país es que se puede construir un mejor México cuando hay debate, se crean consensos y hay acuerdos, y eso no sucede si un grupo político tiene todo el poder.