El pasado 6 de septiembre las fuertes lluvias en la zona Metropolitana de la Ciudad de México provocaron una crecida en el río Tula que derivó en la inundación de nueve colonias del municipio de Tula de Allende entre la noche de ese lunes y la madrugada del 7 de septiembre; a un mes, los empresarios siguen limpiando sus establecimientos.
La queja de los ciudadanos es firme, hay varias personas, entre ellas empresarios, que no han terminado de limpiar sus locales y siguen sacando su basura a la calle y aunque en la mayoría de las calles el paso vehicular y peatonal parece normal, en la zona de la inundación hay muchos negocios cerrados.
El asunto es que, aunque por fuera parece que Tula ha vuelto a la normalidad y las calles se notan limpias, en realidad hay varios puntos que emanan un olor a caño, basta con dar una vuelta por las zonas inundadas y algunos espacios aún siguen desprendiendo el hedor al agua negra.
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Estela Moreno Cornejo, presidenta de la Cámara Nacional de Comercio, Servicio y Turismo (Canaco Servytur) delegación Tula, confirmó que del censo de alrededor de mil 400 comerciantes siniestrados, algunos todavía continúan con las labores de limpieza, por lo que incluso afirmó, han apoyado con maquinaria pesada para remover los escombros.
Y es que según han comentado algunos comerciantes, decidieron prolongar las labores de limpieza por temor a que la zona centro de Tula se volviera a inundar o porque simplemente estaban decidiendo qué hacer, igual porque la gran mayoría no quiere reinvertir hasta tener certeza de ver qué es lo que va a pasar.
Es por eso que Moreno Cornejo ha informado que empresas como Anfora ha decidido ya no volver a habilitar su establecimiento ubicado en la zona centro de Tula, al igual que Waldos, empresa que tiene otra tienda en la zona centro pero según han comentado los dueños, la que está en el área de la inundación ya no se volverá a abrir.
Mientras que usuarios de Bancomer comentan que se les ha dicho que probablemente la sucursal que estaba en el centro de Tula y que resultó siniestrada por las inundaciones del 7 de septiembre, cambiará su ubicación y se moverá a la colonia el Salitre, igual en Tula.
Los escombros taponean el drenaje
Si bien hay personas que siguen limpiando, los vecinos que limpiaron desde el primer momento se han quejado de que los nuevos escombros provocan dos problemas principales: el primero es que dan mal aspecto y generan malos olores en la ciudad.
El segundo es que con las lluvias que se han presentado, los escombros son arrastrados a las coladeras y taponean el drenaje que de por sí ya está colapsado, por lo que la presidencia municipal de Tula trabaja para atender los puntos críticos, aquellos en los que normalmente se producen anegaciones en temporada de lluvia.
Por Joselyn Sánchez
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