A cinco años de la explosión en Tlahuelilpan: recuerdan a madre de seis que murió entre las llamas

Cinco años han pasado desde la explosión ocurrida entre los límites de Tlahuelilpan y Tlaxcoapan, la cual dejó 137 víctimas mortales, derivado de una fuga de hidrocarburo. Sin embargo, para la familia de don Luis y doña Mari, el tiempo ha pasado tan lento, que desearían no recordar ese fatídico día.

Ese 18 de enero de 2019, en el alfalfar, murió Amanda M.P., su nuera. Para don Luis, es mejor no recordar esa fecha, pues se siente culpable, porque en esa ocasión él iba con la mujer, esposa de uno de sus hijos, pero el fuerte aroma lo hizo detenerse afuera de la milpa a vomitar y eso le salvó la vida.

Sin embargo, esa suerte no la tuvo Amanda, quien apenas se acercó a la toma clandestina cuando el hidrocarburo se prendió y explotó, esto calcinó el cuerpo de la mujer originaria de Presas, de Tezontepec de Aldama, y, al encontrarse tan cerca del chorro, su cuerpo quedó prácticamente irreconocible.

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Don Luis cuenta que, ante el fuerte aroma a gasolina, cortó un pedazo de alfalfa y se lo colocó en la nariz, con la intención de aminorar el olor a hidrocarburo. Sin embargo, esta acción resultó peor, ya que muchas personas habían llevado gasolina en botes y la habían tirado por todos lados, por lo que en lugar de respirar el fresco de la planta, aspiró puro hidrocarburo.

La reacción de don Luis fue vomitar y mientras trataba de reincorporarse, vio como el fuego comenzó a correr desde la orilla de la zanja, hasta el centro del chorro. Su reacción fue correr y, cuenta que, detrás de él vio a varias personas prendidas, quienes se veían como si fueran “toritos” de feria, según explicó.

Cuando se sintió a salvo, volteó para buscar a su nuera, pero ella no llegó a la orilla. Don Luis cuenta que pensó que se había caído e intentó regresar a buscarla, pero el intenso calor le impidió acercarse mucho, esta impotencia y el hecho de que él esté vivo y ella no, lo hace sentir culpa de la muerte de la joven.

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Doña Mari señala que la nuera trabajaba con ella en una cocina económica y que en esos días no había gasolina por ningún lado, derivado del plan de distribución de hidrocarburos implementado por el gobierno federal, a través de pipas. Amanda insistió en que fueran por un poco de gasolina, para poder moverse en la moto de su suegro.

Ya era tarde, casi oscurecía, y, apenas Amanda entró el alfalfar, la fuga se prendió y cobró la vida de la joven madre que dejó seis hijos huérfanos, los cuales quedaron al cuidado de la abuela materna, pero, según cuenta doña Mari, no recibieron apoyo del gobierno.

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La búsqueda de Amanda

Ante la confusión del momento, sus suegros la buscaron en los hospitales cercanos, ese 18 de enero, pero nada se supo de Amanda, su cuerpo quedó entre los 53 restos humanos a los que se les practicaron pruebas genéticas para determinar su identidad, por lo que no fue entregada hasta finales de abril de ese año.

Desde el 18 de enero, todos los días subsecuentes y hasta el 27 de abril, fueron un calvario para los suegros y el esposo de Amanda, quienes acudían a preguntar si ya se tenía avance del caso.

A cinco años de distancia, doña Mari cuenta que casi no van a la zona cero, en donde colocaron una cruz en honor a Amanda, pues confiesa, ellos quisieran no recordar ese día, porque es doloroso. Pero, de vez en cuando, visitan la cruz de la mujer. Este año, pusieron un poco de cemento para evitar que la cruz se caiga.