No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio.
Charles Darwin
A consecuencia de la pandemia por COVID-19 se paralizaron muchas actividades en el mundo, una de ellas fue la educativa, donde las escuelas se trasladaron a las casas y los alumnos recibieron por diferentes medios los contenidos correspondientes a su respectivo nivel escolar.
Después de una vorágine de año y medio, en nuestro país casi todos los estados regresaron a las aulas optando por la modalidad híbrida ante la tercera ola de COVID, en el estado de Hidalgo fueron 15 municipios que están en semáforo epidemiológico verde quienes volvieron a las escuelas.
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Hubo expresiones de todo tipo en redes sociales y otros foros y se pudo observar a la mayoría de los alumnos emocionados, mientras que entre los papás había caras de preocupación, incertidumbre y por el contrario otros hasta de alivio.
Los retos son muchos, una semana es pronta para evaluar pero se vieron activos los Comités Participativos de Salud Escolar (CPSE) con las revisiones al ingreso de las instituciones educativas y se privilegió en todo momento el uso de cubrebocas y gel o soluciones antibacteriales.
Como se ha dicho en muchos foros, esta lucha contra la COVID-19 es de todos, desde casa se debe establecer un filtro de salud que consiste en enviar a los alumnos con las medidas para evitar la propagación del coronavirus, es decir, con cubrebocas, gel antibacterial y asegurarse de que no tengan ningún síntoma o signo de alarma, de lo contrario no se podría salir de casa.
El regreso a clases presenciales pone al descubierto las condiciones de cada escuela que van desde ser una institución pública o privada hasta contar con los insumos necesarios para la atención a alumnos durante la pandemia como lo es el gel antibacterial, agua y jabón en baños, la infraestructura física que permita ventilación, separación entre alumnos para respetar la sana distancia y mayormente el uso de espacios abiertos y desde luego contar con el personal directivo, administrativo y docente suficiente.
Fortalecer y recuperar los contenidos educativos programáticos es una tarea prioritaria y otro reto que se aprecia va desde el punto de vista de la salud mental, para estudiantes que anhelaban el regreso a sus escuela será un respiro hondo, sin embargo el resto tendrá que readaptarse a esta nueva realidad, no se puede garantizar que todos tengan las herramientas para este nuevo cambio de vida, algunos incluso pensaron que al regresar a la escuela, todo sería como cuando la dejaron y la realidad es otra.
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El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señaló que el regreso presencial a las escuelas, es un paso clave para la continuidad de la educación y la recuperación de aprendizajes, ya que la experiencia a nivel internacional demuestra que un cierre prolongado de escuelas puede afectar negativamente a toda una generación en el corto, mediano y largo plazo, provocando pérdida de conocimientos y habilidades que, en el caso de México, se suma a una crisis de aprendizajes ya existente antes de la pandemia.
Casi siempre hablamos de los alumnos, pero los docentes aún con su completa formación profesional, también tendrán que adaptarse y responder a las exigencias de la llamada nueva normalidad.
Esto apenas empieza y aunque en el papel se muestra seguro el camino, nos tomará tiempo, mucho esfuerzo y hasta ensayo y error el lograr un regreso presencial pleno para el estudiantado, donde la tarea principal será salvaguardad la seguridad sanitaria de toda la comunidad estudiantil. De a poco se irá regresando a las escuelas de la mano con el semáforo epidemiológico, que se ha visto con buenos ojos.
Debemos considerar ya de manera permanente, que tanto en la escuela como en la oficina y en nuestra vida diaria tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad, poniendo por delante la responsabilidad personal y el bien colectivo, es hecho que el gel antibacterial y el cubrebocas llegaron para quedarse.
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