Explica el constitucionalista Diego Valadés: en nuestro sistema federal las entidades federativas tienen vedada la vida internacional activa, la Constitución de la Unión les impide celebrar cualquier tipo de tratado, incluidos los que solo tengan por objeto actos de cooperación que no comprometan las finanzas públicas. En sistemas federales como el argentino, el austriaco o el canadiense, los entes territoriales están facultados para suscribir convenios internacionales, dentro de las condiciones estimadas adecuadas por cada sistema. También les es posible crear regiones con otras entidades federativas, lo que contribuye a intercambios de esfuerzos y experiencias en materia de desarrollo, con ventajas para sus respectivos habitantes.
Así, el sistema federal frena una posibilidad para el desarrollo regional.
Otro impedimento, este convencional, es que, si bien no hay prohibición constitucional para que las entidades federativas participen en política exterior, esta queda reservada a los poderes de la Federación, lo cual se refuerza en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados que reconoce al Ejecutivo central el derecho de representar al Estado en su conjunto.
Con esos antecedentes, la intensidad y variación de la actividad local hacia el exterior ha dependido de diversos factores, destacan dos determinantes: creciente intercambio comercial y diversidad política en los gobiernos estaduales. Ambos propiciaron desde finales del siglo pasado la construcción de una agenda internacional propia de cada uno, no necesariamente relacionada con la nacional, de ahí su diferenciada proyección internacional.
Un ejemplo es la relación de la Alliance Partnership AGA, integrada por fiscales generales de México y los Estados Unidos de América.
Para que el encuentro internacional sea posible y produzca resultados, la fórmula aplicada es la cooperación internacional que permite, sin violentar la normatividad, actualizar las relaciones institucionales locales en la globalidad.
En voz del experto Mauricio Bastién, la cooperación internacional para el desarrollo ha sido un tema presente en la agenda internacional desde hace más de cien años, con las experiencias de los mecanismos de cooperación entre las colonias y las metrópolis, posteriormente, en la época de la postguerra con el Plan Marshall y el Pacto de Varsovia y más recientemente con la creación de diversas agencias internacionales de desarrollo. (La Silla Rota, 19/04/20.)
Una buena definición para entender este mecanismo la ofrece la Cooperación Chilena para el Desarrollo: es la relación que se establece entre dos o más países, organismos u organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de alcanzar metas de desarrollo consensuadas. También se refiere a todas las acciones y actividades que se realizan entre naciones u organizaciones de la sociedad civil tendientes a contribuir con el proceso de desarrollo de las sociedades en vías de desarrollo.
La Gira salud, ciencia, migración realizada la semana anterior por el gobernador Omar Fayad en el estado de Florida, se inscribe en ese modelo de relaciones internacionales entre partes integrantes de Estados federales. Además de sus evidentes logros destacan tres aspectos: la participación del embajador mexicano en los Estados Unidos de América, la información de cada actividad, puntualmente compartida por el gobernador y, muy importante, la mínima comitiva participante.
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