Es innegable que el rol de las tecnologías de la información es determinante para hacer frente a la pandemia que vivimos y que ha puesto de rodillas al mundo, el ámbito escolar no es la excepción.
Desde luego que entre los sectores devastados por la pandemia se encuentra el educativo, ya que de un día para otro los estudiantes se quedaron sin escuela y tanto los alumnos como los padres de familia tuvieron que adquirir nuevas responsabilidades para las que nadie estaba preparado, recibiendo el conocimiento en casa con todas las implicaciones que involucra.
Desde el inicio del confinamiento, se pronosticó que las instituciones educativas debían realizar un esfuerzo muy grande para contrarrestar el efecto del cierre de escuelas aunado a la recesión económica, ya que provocaría pérdidas de aprendizaje, aumento en la deserción escolar y agravar la brecha de desigualdad entre otros impactos, el uso de internet para quienes tienen acceso ha sido un apoyo muy grande en esta tarea.
Y justamente hablando del uso de internet, este 23 de agosto se celebra el Día del Internauta, fecha con la cual se celebra la aparición de la primera página web en 1991 y que sin duda representa uno de los avances tecnológicos más importantes hasta la fecha, el uso de internet se ha incrementado exponencialmente durante el confinamiento para un sinnúmero de tareas.
Un internauta es la persona que se conecta a través de internet, herramienta que al hombre moderno le ha proporcionado grandes avances, las sociedades más desarrolladas obtienen casi todo al alcance de un click y su mundo es casi casi impensable sin el uso de internet, la pandemia generó que todo el mundo viviera más virtual que nunca.
Pero no todos los internautas están fascinados con el uso de internet, al día de hoy existen historias que van en contraposición, por una parte hay quienes dicen que la escuela y la vida has sido más fáciles con el uso de internet y lo han aprovechado al máximo con todos los beneficios y el jugo que le han podido sacar, sin embargo hay otro sector que ya se muestra sobre expuesto al tema.
De la mano con lo anterior se ha generado el llamado tecnoestrés, que no es más que la fatiga mental y un estado negativo por la sobrexposición a la tecnología, términos como “estar empantallado” aplica para cuando se pasan largos periodos de tiempo frente a la computadora, para referir fatiga por el abuso del teléfono celular, computadora u otros dispositivos.
Uno de los medios más utilizados para realizar videoconferencias es el llamado Zoom, que logró acercar a gran número de personas mediante videoconferencias, mientras algunos quedan fascinados con su uso, otros más se unen a la llamada “fatiga de zoom”, que es un estado de hastío al estar sometido a múltiples reuniones virtuales.
Y así como estos términos, podemos encontrar otros más que hacen referencia al fastidio por el excesivo uso de tecnologías e internet, por ejemplo, en estos tiempos apagar la computadora o dejar el celular genera ya una sensación de descanso aun cuando para muchos son casi indispensables para la vida laboral y personal.
Las opiniones se dividen, mientras algunos reconocemos la enorme ventaja de contar con tecnología en diferentes medios para nuestras labores en pandemia como el trabajo a distancia o bien la escuela desde casa, otros más, a estas alturas, ya experimentan hartazgo tecnológico, donde cabe alguno de los ya mencionados.
Pero en este como en otros temas no se puede generalizar y cada quien habla desde su trinchera y experiencia.
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