Cumplido el trámite, pasada la emoción, calmados los ánimos y apagadas las pasiones que una competencia de alto nivel como los Juegos Olímpicos conlleva, no se puede sino concluir que el resultado en Tokio2020 para México como nación, es pésimo, desastroso.
No se trata de quitar méritos o de restar importancia al gran esfuerzo personal o colectivo de quienes integraron el representativo nacional. Al contrario, todos los atletas, todos, merecen un alto reconocimiento. Los que ganaron presea, pero más aun los que no la obtuvieron.
Es difícil imaginar que algún deportista asista a la justa veraniega pensando en solo competir por competir sin buscar mejorar sus propias metas, superar su mejor marca, vencer al mejor de su disciplina y obtener por supuesto una medalla. Los mexicanos compitieron a pesar de las limitaciones presupuestarias, del escaso o nulo apoyo federativo e incluso algunos quizá aceptando que sus capacidades atléticas eran menores a las de sus adversarios.
Y a pesar de todo ello, hubo momentos llenos de emoción y hasta de esperanza por que alguno de los deportistas mexicanos alcanzara el podio. Alexa Moreno, en Gimnasia y Alegna González, en marcha, por citar solo dos ejemplos, son muestra del temple que se requiere para acercarse a la cima.
Todo lo anterior no está a discusión, los atletas hicieron su parte. Lo que toca analizar ahora es si la política pública en materia deportiva es la adecuada. En la balanza deberán colocarse, sin apasionamientos, qué fue lo que se hizo bien, pero sobre todo qué se hizo mal para obtener tan pobre resultado en tierras niponas. México quedó ubicado en el lugar número 84 de entre las 93 naciones que ganaron al menos una medalla. Debajo de nuestro país quedaron solo ocho países que apenas obtuvieron dos o una presea, de bronce, igual que los connacionales.
Brasil, Cuba, Jamaica, Ecuador, Bahamas, Venezuela, Puerto Rico, Colombia y Argentina por citar solo las naciones sudamericanas, obtuvieron mucho más medallas que México, o menos pero fueron de oro o de plata, lo que los ubicó en una mejor posición en el medallero olímpico.
Aquí sí no hay otros datos que valgan para decir que México está mejor posicionado. Amplia pero sobre todo creíble tendrá que ser la explicación que debe dar la titular de la Comisión Nacional de Deporte, Ana Gabriela Guevara, para saber qué fue lo que pasó, qué fue lo que falló, cuál es el o los motivos del fracaso.
No se trata de autoflagelarse, sino de reconocer y aceptar lo que no está bien, de ubicar los males y obstáculos que aquejan al deporte nacional para dar el gran brinco de calidad que se necesita para brillar no solo de vez en cuando y no solo en una o dos disciplinas. La autocomplacencia y el conformismo debe quedar atrás. Se debe poner como meta el borrar o eliminar el “ya merito” para pasar al “lo logramos”. Francia 2024 es la siguiente parada y está a la vuelta de la esquina.
miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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