Pese a las millones de dosis de vacunas que se han aplicado en el País para paliar los efectos del Coronavirus, México ha entrado de lleno y súbitamente en una tercera ola de contagios de la que por el momento se desconocen sus consecuencias.
La suspensión de las conferencias vespertinas del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell a principios del mes pasado en donde se daban a conocer las cifras diarias de contagios, víctimas mortales y recuperados, podría haber dado la falsa sensación de que la situación estaba controlada. Lo cierto es que el hecho de que no se hable oficialmente de un problema no quiere decir que éste no exista, así se trate de violencia criminal, falta de medicamentos, feminicidios o como en este caso, de la pandemia.
El denominado semáforo epidemiológico a estas alturas ha resultado obsoleto, porque la vida cotidiana en los centros poblacionales dista mucho de apegarse a lo que la autoridad marca como permitido en cada color. La Ciudad de México, por ejemplo, está oficialmente en amarillo pero la actividad pública y comercial se desarrollan prácticamente como si se estuviera en color verde. La misma Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum así lo estableció desde mediados de junio cuando aseguró que en la Ciudad no pueden cerrarse las actividades porque “ya no es opción”.
Esa misma expresión podría aplicar en los destinos turísticos del país y en todas aquellas actividades que fueron severamente golpeadas por la restricción que se tuvo que imponer para que no operaran desde marzo del año pasado. La disyuntiva, sin embargo, es cómo combinar la necesidad de generar actividad económica que permita el circulante y por el otro cómo controlar o detener la nueva ola de contagios que implican en muchos casos la pérdida de vidas humanas.
Porque coincidentemente luego de que se declarara en color verde a la gran mayoría de las entidades federativas, los contagios por Covid-19 empezaron a multiplicarse a tal grado de que en los últimos tres días contados hasta el sábado el número de nuevos casos llegó a las 27 mil personas.
Los casos activos, que son aquellas personas que desde al menos hace medio mes son portadoras del virus sumaban hasta ayer casi 60 mil, siendo la CDMX y el Estado de México en donde se concentra el mayor número de ellos. La capital en color amarillo, y la segunda en verde, lo que prueba que el color epidemiológico no tiene ninguna lógica.
Más allá de que no haya conferencias vespertinas para informar del tema es necesaria una campaña masiva de comunicación sobre la nueva realidad que se vive a lo largo y ancho del país con el coronavirus. Afortunadamente la vacunación sigue avanzando, pero aún son millones a quienes les falta la segunda dosis y millones quienes no tienen aún ninguna. Pero es claro también que la vacuna no lo es todo, hay casos de personas que han fallecido por el virus a pesar de haber sido ya inoculados.
No se trata de generar o provocar una situación de alarma o de sicosis, pero sí de comunicación efectiva, que ayude a prevenir una situación fuera de control que nadie desea. Hay que hacer conciencia.
Comentarios: miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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