Rebeliones Hugo martínez blanco y negro

Posesión

¡Se nublaron los cielos de tus ojos, y como una paloma agonizante, abatiste en mi pecho tu semblante que tiño el rosicler de los sonrojos! Jardín de nardos y de mirtos rojos era tu seno mórbido y fragante, y al sucumbir, abriste palpitante las puertas de marfil de tus hinojos. Me diste generosa tus ardientes labios, tu aguda lengua que cual fino dardo vibraba en medio de tus dientes. Y dócil, mustia, como débil hoja que gime cuando pasa el torbellino, ¡gemiste de delicia y de congoja!

Era sea una vez cuando el pueblo de Actopan, Hidalgo, sucumbió al nacimiento de quien es considerado el hijo prodigo, baluarte e inspiración de generaciones de actopanos, envidia de escritores como Xavier Villaurrutia, quien caminara por más de siete años en el mundo nipón, creador de “salamandra” y “caro victrix”, asentado en el país noruego, enamorado de una joven veinteañera quien lo llevara al éxtasis de la creatividad.

Ciudad del Exconvento, La Barbacoa y El Ximbó, recinto de talento, lugar de encuentro y desencuentro, espectador del tiempo, quien por más de 70 años sufrió de melancolía por el primogénito perecido en Madrid, tierra de la llamada “Madre Patria”.

No existen palabras para describir la vida y obra del excelso Santiago Procopio, quien, en narración de estudiosos de su vida, lo describen como un “adelantado” para su época, por ello la incógnita de su lucidez versus mercadotecnia en el universo literario, del cual es cuestionada la historia, ya que no solamente brillo como diplomático, cosmopolita, o poeta, también la historia le debe la categoría de “Poliglota”.

“El beso del safo”, “El desencanto de Dulcinea”, “Tú no sabes lo que es ser esclavo”, entre otras obras, forman parte de la erótica cosmovisión del terso y sublime personaje de la tierra, “Húmeda, Gruesa y Fértil”, ¡como dijera don Alfredo Lugo (El Torero), “es un pleonasmo para describir el gentilicio”!

Celebremos pues el natalicio del magnánimo actopano, quien a través de su pluma nos recuerda la belleza de las rimas, las estrofas, la lírica y la metamorfosis de las palabras, para describir la libido en letras, ¡feliz cumpleaños, Maestro!


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