Llegamos al día del padre, con una deuda (literal y simbólica) que tienen los hombres con sus hijas e hijos, temas como la pensión alimenticia, el abandono, la realización del trabajo de cuidados y crianza el cual implica muchas horas de un trabajo que no es valorado precisamente porque no es remunerado, las cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) nos indican que cada día se aperturan 48 carpetas de investigación por este tema en nuestro país, además de cada 4 deudores de pensión 3 de ellos no la pagan, aquí nos falta información oficial de lo que justamente están poniendo sobre la mesa colectivas feministas en diversas entidades, el padre que la paga ¿Lo hace de manera completa? Y si lo hace, es a través de presiones, diversas condiciones que ponen a las mujeres, además sin que necesariamente cumplan con el régimen de visitas, hemos visto a través de las redes sociales justamente testimonios como estos por el incumplimiento de estas obligaciones:
“Demuestra que puedes sola con los niños”, “Nomás quieres sacarme para sus caprichos”, “Pues si sales con tus amigas menos te va a rendir el dinero” “No necesitas el dinero ya tienes quien te mantenga”
A muchos de estos señores se les olvida que la pensión alimenticia es un derecho de niñas, niños y adolescentes, que con ello se debería de cubrir vestido, educación, vivienda y esparcimiento, pero que no solo se trata de dinero, sino también de que haya responsabilidad afectiva.
Ante estas situaciones, este domingo 20 de junio día del padre, en diversas partes del país incluido Hidalgo en Pachuca, Tulancingo y municipios aledaños se llevarán a cabo tendederos de denuncias de deudores de pensión alimenticia o quienes han abandonado a sus hijas e hijos, convocados por colectivas como Aquelarre Cihuacóatl, Mujeres del Tule, Mujer Resilente, entre otras.
¿Y qué pasa con los pocos hombres que si están dispuestos a realizar este trabajo de cuidados? La realidad es que en México es un país que otorga pocos permisos paternales que cubra todas las implicaciones que tiene el cuidado y crianza, por lo que las empresas deben justamente impulsar estas políticas laborales.
En la organización en la cual colaboró hemos impulsado la ampliación los permisos de cuidados otorgados a los hombres en algunas instituciones públicas y a través de reformas legislativas, también trabajamos con hombres adolescentes para el ejercicio de la paternidad responsable, en la que en la zona alta de la montaña de Guerrero, Tlapa y Chilapa hemos logrado que hombres jóvenes indígenas ejerzan esta responsabilidad de mejor manera que lo hicieron sus propios padres.
Las mujeres hemos avanzado para estar en el espacio público, pero los hombres se resisten a realizar las labores del espacio privado, sí, hay una deuda literal y simbólica con las infancias, en las que debemos recordar esta tres R sobre el trabajo de cuidados, reconocerlo, redistribuirlo de manera equitativa entre hombres y mujeres y reducirlo brindando cobertura de servicios de cuidado desde el estado, pero sobre todo necesitamos paternidades libres de violencia(s) presentes, comprometidas con la niñez.
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