Al momento de publicar esta columna, estamos a 15 días de lo algunos han llamado “la más grande de las elecciones políticas en nuestro país”. Los partidos políticos se disputan 15 gubernaturas, 500 diputados federales, cientos de Diputados locales y miles de integrantes en los gobiernos municipales. Las campañas han tomado su ritmo y a pesar de las limitaciones que aún impone la pandemia, todo indica que tendremos una votación numerosa y competida.
Personalmente, sigo pensando que aún con todos los defectos de nuestro modelo “democrático”, es el mejor camino que hemos podido construir para dirimir nuestras naturales diferencias y definir el rumbo que le queremos dar a la vida en común. La vida política nos involucra a todos, aunque algunos confundan ser apolítico con ser apartidista; desde la Grecia clásica, hace miles de años, en voz de Aristóteles se planteaba el hombre como un “Zoon politikón”, un animal político que solo podía crecer, desarrollarse, madurar, realizarse en el contacto y pertenencia a su comunidad, en ese contexto, la persona y la comunidad se vivían como una totalidad. Inventaron la palabra “ídeón” que de acuerdo con Giovanni Sartori, de esta se deriva la palabra idiota “cuya insuficiencia consistía precisamente en haber perdido o no haber adquirido, la dimensión y la plenitud de la simbiosis con la propia polis. Un hombre “no político” era simplemente un ser inferior, un menos-que-hombre”.
En el siglo XV y XVI Maquiavelo avanza en la construcción del concepto de Estado, de la necesidad de que la política tenga autonomía frente a la moral dominante y a las religiones, que se independice, que genere sus propias leyes, su organización jurídica y su estructura jerárquica. Hoy, en los Estados modernos, poco más de 100 países han elegido, con diferentes resultados el modelo democrático para llevar la vida común.
En México, con nuestra imperfecta democracia, estamos convocados a acudir a las urnas el próximo 6 de junio, ojalá la mayoría de los ciudadanos acudamos a votar y en mayoría decidamos por donde queremos ir los próximos años. Nuestro panorama político se ve muy claro, hay dos polos en abierta y pragmática disputa: los que apoyan las políticas y el estilo del Presidente Andrés Manuel López Obrador agrupados en MORENA y sus aliados, y por el otro frente los que rechazan tajantemente al actual gobierno federal agrupados en una impensable, hasta hace poco tiempo, alianza electoral entre el PAN Y su contrincante histórico el PRI y la izquierda agrupada en el PRD. Lo anterior es algo inédito, pero sus impulsores y defensores argumentan que la situación nacional lo amerita y lo promueven casi como una alianza de salvación nacional. Pronto sabremos cual de los dos modelos termina por convencer a los votantes.
Las campañas se han tornado virulentas, no solo por la legítima competencia, sino también por la intrusión de grandes grupos de poder que buscan ocupar más espacios, algunos de manera legítima y otros desde el margen de la ley, principalmente los cárteles criminales que controlan no solo el tráfico de drogas sino una gran variedad de delitos y conviene recordar que estos grupos controlan más de 1000 municipios en el País; tener gobiernos con respaldo ciudadano inhibe un poco su permanente y peligroso desafío.
Mi invitación es a participar, involucrarse, informase, tomar partido y acudir a votar; es nuestro derecho y obligación ciudadana. Aceptemos la confrontación y polarización como algo natural en la disputa por el poder, pero más allá del ruido que nos generan las campañas, celebremos que vivimos en una sociedad diversa y plural que nos enriquece, en México se requieren todas las voces, aceptemos que el consenso y el derecho a disentir son una conquista que llevó décadas alcanzar.
Deja una respuesta