Históricamente, la sátira política ha jugado un rol fundamental en la consolidación de la democracia y la libertad de expresión en México y el mundo. Concebida desde sus inicios como un instrumento que conjuga a las diferentes expresiones del arte con el acontecer político, la sátira se hace presente como un arma para la denuncia y crítica social, además como medio para entender la realidad a través del humor y la ironía.
En ese sentido, vale la pena reflexionar acerca del rol de la sátira en la democracia y en la política. A lo largo de la historia, la sátira ha existido donde quiera que se haya establecido un gobierno organizado. El ejemplo más antiguo se remonta a la antigua Grecia, cuando Aristófanes -quien es considerado el padre de la sátira- utilizaba la sátira para criticar el modo de actuar de los políticos de alto nivel como Cleón, quien incluso lo acusó de haber ridiculizado a la política y a las instituciones de su país en presencia de extranjeros.
Con el paso de los siglos, la sátira política ha ido evolucionando y se ha manifestado a través de grandes obras literarias como “La rebelión en la granja” de George Orwell; obras de arte como las del británico William Hogarth; caricaturas en periódicos y revistas; y a partir del siglo XX, se ha trasladado de medios impresos a medios audiovisuales.
En México, desde finales del Siglo XIX se ha presentado una lucha incansable por la libertad de expresión y por la democracia. En tal escenario, la sátira ha sido uno de los medios más eficaces para hacerle frente a la represión y a los abusos del poder. Desde el Porfiriato comenzaron a surgir medios como “el hijo del Ahuizote,” cuyas publicaciones y caricaturas jugaron un rol fundamental para confrontar al régimen autoritario de Porfirio Díaz, luchar por el verdadero acceso a la democracia y dar cauce a la expansión del ideario liberal mexicano.
Posteriormente, y a pesar de la opresión sistemática llevada a cabo por otros regímenes autoritarios, han surgido figuras que no se han intimidado por la fuerza del Estado, sino que se han consolidado como personajes de oposición y contrapeso al autoritarismo y a la censura. Entre ellos han destacado personajes como Jesús Martínez “Palillo”, las películas de Damián Alcázar, los moneros, Brozo, entre otros.
Lo anterior permitió que otras facciones políticas, particularmente la izquierda mexicana, se fortalecieran en su papel de oposición al régimen, de la mano de expresiones satíricas expuestas en caricaturas, películas, comedia, e incluso en su forma de expresión irónica, humorística e irreverente. Fue así como desde finales de la década de los 80 lograron establecer una política propagandística que expusiera los males del régimen y los apuntalara como una de las principales fuerzas opositoras del país.
En tal escenario, la sátira política tiene un rol de gran relevancia para la consolidación democrática de nuestro país; incluso, su auge y existencia representan síntomas de buena salud democrática, ya que a través de la exageración, la parodia, la farsa y la burla se exponen abusos, malas prácticas y diversas deficiencias de instituciones y de actores políticos. En tal virtud, la sátira en su labor de incomodar debe ser vista como un espacio de reflexión e introspección que sirva para mejorar las prácticas de la política mexicana.
EMILIO SUÁREZ LICONA
CONSULTOR Y PROFESOR EN LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
@EMILIOSL
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