El 7 de diciembre de 2020 se encendieron los focos rojos. La inseguridad que se registra en los últimos años se agravó con una ejecución en una de las avenidas principales de Cuautepec de Hinojosa que registra una intensa actividad huachicolera lo que se confirmó diez días después con un enfrentamiento de las fuerzas federales con un grupo armado que derivó en una veintena de detenciones y su vinculación a proceso dos días después.
Esta región, y en particular Cuautepec, tuvo una intensa actividad económica tres décadas atrás cuando se multiplicaron los talleres en que se elaboraban prendas de vestir de tejido de punto que daban empleo a un alto porcentaje de la población, que se complementaba con la actividad agropecuaria, que empezaron a estimular otras actividades productivas.
Pero la caída de la industria del vestido, y en particular el ramo de tejido de punto, generó un clima de incertidumbre y en la última década la ilícita actividad de extracción de hidrocarburos, que en el reporte dado a conocer en una visita presidencial ubicó a esta zona como una de las de mayor presencia de huachicol controlado por una delincuencia organizada.
El reciente operativo para detectar irregularidades en las gasolineras de la región donde aseguraron 18 máquinas despachadoras y la detención de dos personas en las últimas 24 horas con granadas de fragmentación, deben mantener la alerta de las autoridades pese al discurso oficial del gobierno federal de que había sido erradicado el huachicol, porque en realidad su estrategia para combatirlo fue en rotundo fracaso.
La escasez de combustible, la supuesta acción para dar con quien desde Petróleos Mexicanos (Pemex) auspiciaba el robo de hidrocarburos, la compra de 500 pipas, que hoy nadie sabe dónde están y regiones de Hidalgo y de muchos estados convertidas en zonas de guerra donde prevalece la delincuencia organizada dedicada a la extracción y comercialización ilegal de combustibles, son pruebas de una derrota del gobierno federal.
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