Sin duda la Inteligencia Artificial (IA) trajo consigo una gama de oportunidades para la educación, el trabajo o la vida cotidiana, todos los días crecen las posibilidades de su aplicación y es notable la reducción de tiempo, dinero y esfuerzo con magníficos resultados.
Pero como todo lo que crece, presenta desafíos latentes como su regulación o el uso responsable y ético, y es en este último renglón donde aparece la integridad académica, aplicable a los actores educativos como estudiantado, investigadores, profesorado, y las propias instituciones como tal.
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De manera general, la integridad académica es el compromiso que adquieren los integrantes de la comunidad educativa de actuar en su labor con ética, respeto y responsabilidad, lo que genera confianza y calidad en el proceso, las faltas más comunes son el plagio, fraude, falsificación o copiar.
Ante el uso de inteligencia artificial en la práctica educativa, la integridad académica se vuelve materia todavía más seria de estudio, pues la facilidad de acceso a la información, usabilidad y destreza para obtener materiales de apoyo incide en que no se haga un uso responsable.
No hay que temer, por supuesto que se puede utilizar inteligencia artificial para trabajo escolar, la clave consiste en declarar el uso de herramientas de IA para generar contenido original, de lo contrario podría tratarse como plagio o falta de integridad académica.
El estudiantado, por ejemplo, debe asegurarse de que todo trabajo que presente sea propio y adecuadamente citado, que se asocia a los investigadores quienes son los responsables de la veracidad de sus hallazgos y la citación correcta de sus fuentes.
Para el caso de los docentes, deben establecer con claridad el uso aceptable de IA en su clase, así como promover evaluaciones que propicien el pensamiento crítico con independencia de auditar el contenido presentado por su alumnado para conocer si está alineado con lo permitido.
Por la trascendencia que reviste el tema, los centros educativos que poseen normativa o guías sobre la integridad académica han readaptado sus disposiciones para incluir a la IA, lo que permite una regulación al interior.
Aunque existen iniciativas, en nuestro país no hay un ordenamiento legal sobre integridad académica en la era de la inteligencia artificial, tarea que se ha conferido a las instituciones especialmente de educación superior, que en mucho reflejan pronunciamientos de organismos internacionales como la UNESCO, que son verdaderas guías para su implementación.
Las instituciones también son responsables de promover la cultura de la honestidad, respeto y responsabilidad, haciendo consciencia de que, al final del día, todo el peso del contenido recae sobre quien firma.
La integridad académica ante la IA debe promover el progreso escolar y el bienestar social, pues la tecnología es un eslabón para mejorar la condición humana.
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