En la izquierda mexicana existen diversos ejemplos históricos de defensa de la libertad de expresión. Desde el movimiento estudiantil de 1968, el pensamiento de izquierda ha estado presente y siempre ha defendido las libertades de expresión.
Sin embargo, existe un factor que acompaña al humanismo mexicano y la izquierda: la paz. En todo momento, la izquierda ha promovido que cualquier cambio o transformación en nuestro país, se puede hacer de manera pacífica.
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Las juventudes siempre han sido un ejemplo de impulsar luchas sociales, especialmente cuando su causa nace de manera auténtica; por otro lado, también han sido víctimas históricas del intervencionismo y los intereses de grupos de poder, que en ocasiones han llevado a situaciones trágicas. Existen argumentos que por sí solos tienen valor, como cuando se defendieron los derechos civiles, la igualdad, las condiciones dignas de trabajo, los derechos humanos, entre otros; son ejemplos claros de causas que llaman al pueblo a sumarse. Las manifestaciones recientes en el Zócalo, expresaron violencia y probablemente existen personas que tienen argumentos, pero quedan opacados por la forma en que se presentan. Nunca habíamos visto que se transmitiera una marcha o manifestación, con tanta cobertura y tendencia para tratar de generar una perspectiva en particular sobre la misma, como pasó el 15 de noviembre; particularmente, por un medio nacional. Valoramos como sociedad y en mi caso, como comunicóloga, el trabajo de los medios que siempre informan de manera objetiva, sin maquillar cifras, sin calificar o descalificar argumentos, o sin alterar contenido multimedia.
La presidenta, Claudia Sheinbaum, ha expresado siempre un total respeto y exhortado a la manifestación pacífica; lo cual, no es un hecho aislado, porque la Estrategia Nacional de Seguridad que aprobamos en el Senado, reconoce que existen índices de violencia en regiones del país, y contempla una perspectiva integral para atender los fenómenos delictivos desde la prevención, investigación, sanción y reinserción social. Por ello nacieron esta serie de reformas que hemos aprobado: la judicial, la de seguridad pública, Guardia Nacional, prisión preventiva, y la más reciente, la estrategia integral de combate al delito de extorsión, que discutimos el pasado 19 de noviembre, abonan a un modelo diferente y apuestan a una mejor sociedad.
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Para alcanzar el objetivo de paz, necesitamos fortalecer la seguridad desde todos los tres niveles de gobierno, pero es una obligación de todas y todos como pueblo de México, contribuir en la construcción de la paz, y empieza por respetar el derecho ajeno, promoviendo la tolerancia, solidaridad, equidad, los derechos humanos, entre otros valores e implementarlos; debemos saber de su importancia. La cuarta transformación, nació por el cansancio del pueblo ante la ineficiencia de las autoridades, la corrupción y el rezago en el desarrollo social, y por supuesto, por el hartazgo en el incremento de la inseguridad. Debemos decirlo claro: la violencia solo genera más violencia, necesitamos construir puentes de comunicación, no demolerlos.
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