Municipios como Tizayuca y Apan, son ejemplo del riesgo que corren de caer en la ingobernabilidad, derivado de la ausencia de disciplina institucional, que impide acuerdos en los Cabildos, ya no sólo entre grupos parlamentarios de distinto color, sino entre los integrantes de una misma bancada, como ocurre con los representantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Un político de larga trayectoria, que ha transitado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD), que pidió el anonimato, pues sigue vigente en la escena política estatal, hizo esta reflexión a partir de lo que se difunde hoy con respecto a la pretensión un una persona de nombra Ricardo Morales, avecindado en la Ciudad de México (CDMX), que pretende escudado aparentemente en el partido Movimiento Ciudadano (MC), moverle el tapete al presidente municipal de Zempoala, Francisco Sinuhe Ramírez Oviedo.
En Morena no hay esa disciplina institucional que en nueve décadas caracterizó al PRI. Hoy, la llegada de regidores a los Cabildos, impulsados por distintas corrientes al interior de Morena impiden la votación consensuada y son precisamente los regidores de Morena los que complican el trabajo de las Asambleas Municipales y ponen en riesgo la gobernabilidad.
Así ocurre, por ejemplo, en los municipios de Tizayuca y Apan, donde las dos mujeres alcaldesas, emanadas de Morena, enfrentan la resistencia de sus propios compañeros de partido, para alcanzar acuerdos.
A la joven Gretchen Alyne Atilano Moreno presidenta municipal de Tizayuca, le ha sido más fácil acordar con representantes de otras fracciones parlamentarias, que con los de su partido y lo mismo ocurre con Zorayda Robles, quien no sólo enfrenta la oposición de los regidores de oposición y particularmente de Gloria Hernández Madrid, ex priistas y hoy regidora del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), sino que también tiene el rechazo de sus propios compañeros de partido.
La indisciplina institucional también obedece a que muchos perfiles en los municipios quieren acortar los tiempos y ya manifiestan sus pretensiones de suceder al presidente en turno y para ello maniobran en busca de hacer quedar mal a la autoridad y lograr el consenso de grupos y ciudadanos para que en el 2027 lo vean como posibilidad real de cambio.
Podría decirse que falta mucho para las elecciones del 2027, pero los ansiosos aspirantes, saben que en realidad a las autoridades municipales les resta un año de gobierno y de estabilidad, pues en diciembre del 2026 se instalará el consejo general del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), para arrancar el proceso electoral 2026-2027 y por razón natural, el presidente comienza a perder fuerza política y son los grupos los que comienzan a maniobrar para ganar las elecciones en el 2027.
Por eso, el caso de Zempoala, también es una muestra de este fenómeno político, pues hay intereses y personajes que buscan desestabilizar en aras de convertirse en las figuras que llegarán a recomponer lo que consideran que está mal hecho.
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