DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

Somos más que un dato

La influencia del indeterminismo en el pensamiento de Byung-Chul Han no es directa ni explícita como una adhesión a la teoría, sino que se manifiesta de manera profunda y a menudo implícita a través de su crítica a la sociedad neoliberal. Han critica un sistema que busca eliminar lo “negativo”, lo incierto y lo contingente, que son elementos clave para el indeterminismo, en favor de una transparencia, productividad y control total.

En lugar de construir su teoría sobre la base del indeterminismo, Han más bien expone las formas en que la sociedad contemporánea trata de eliminarlo, lo cual produce las patologías que él describe: el agotamiento, la depresión y la pérdida de la experiencia humana genuina.

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La noción de negatividad es central en el pensamiento de Han y aquí se encuentra el punto de fricción con el espíritu determinista del neoliberalismo. Para Han, la negatividad es lo que se resiste a ser plenamente comprendido, categorizado y consumido. Es lo que escapa a la lógica de la producción y la transparencia. Esta negatividad es lo que permite el pensamiento profundo, el Eros (el deseo y la alteridad) y la verdadera libertad.

La sociedad que Han critica, obsesionada con el dato, la cuantificación y la visibilidad total (la sociedad de la transparencia), busca expulsar esta negatividad. Al hacerlo, elimina la indeterminación de la experiencia humana, haciendo que todo se vuelva predecible, funcional y, en última instancia, vacío.

En este sentido, el dataísmo, más que una simple filosofía, opera como una ideología que reconfigura la manera en que la sociedad se comprende a sí misma y, en consecuencia, determina sus tendencias. En lugar de basarse en las narrativas, la intuición o la experiencia humana, el dataísmo se fundamenta en la creencia de que el flujo de información es el valor supremo y que, a través de su análisis exhaustivo, es posible predecir y optimizar todos los aspectos de la realidad

En una sociedad que abraza el dataísmo, la confianza en la intuición o el juicio personal disminuye. ¿Por qué confiar en lo que sientes cuando los datos pueden decirte qué es lo más probable que ocurra?. Esto se manifiesta en cuál es la ruta que debes de tomar para llegar a tu destino, cuáles son las películas o las series de televisión que tienes que ver en las plataformas digitales, qué producto debes de comprar o tendrías que creer que necesitas para llenar el vacío que genera la vida contemporánea. Es decir, alguien más se anticipa y determina, con base a una serie de datos, cuál será tu futuro.

Esto genera la idea de que el valor de un individuo no reside en su subjetividad, sino en su capacidad para generar datos útiles. La auto-optimización y el “rendimiento” se convierten en los objetivos principales, alimentados por el análisis de datos sobre hábitos de trabajo, salud y consumo.

Sin embargo, como nos ha ocurrido en los últimos días, la realidad, la verdadera realidad, está construida de una serie de factores que nada tienen que ver con una tendencia creada exprofeso por un algoritmo. La vida es más de lo que nosotros concebimos alrededor de nuestro entorno y eso no podemos datarlo, sino experimentarlo.

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