Ayer por la noche, mientras caminábamos por el parque, mi hija de cinco años realizó una de las preguntas más complejas que alguien podría haberme lanzado, ella me dijo: ¿Qué significa recordar?. Aterido, pude responder que era repasar en la memoria un instante o un suceso pasado con anterioridad. Desde ese momento hasta ahora que me he sentado a escribir este texto he estado pensando en la palabra “recordar” y todo lo que implica.
Etimológicamente, la palabra deriva de “recordari”, que significa “volver a pasar por el corazón”, integrando la idea de revivir el pasado con un profundo sentido emocional y personal, el concepto tiene de origen el hecho que para los romanos, el corazón no era sólo un órgano, sino el centro de la mente, las emociones y el pensamiento.
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Se ha datado que Platón sostenía que aprender no era adquirir nuevo conocimiento, sino recordar lo que el alma ya sabía. El alma, antes de caer al mundo sensible y quedar atrapada en el cuerpo, habitaba un mundo de ideas perfectas y conocía la verdad. El propio Platón afirmó que a través del diálogo y la reflexión, se ayudaba al individuo a “recordar” esas ideas que su alma ya poseía, trayéndolas a la conciencia.
Al respecto, de una manera sintética, Ayrton Reyes Guerrero comunica la tesis de Platón en la “Teoría de la reminiscencia” donde el filósofo griego expone su teoría de cómo el ser humano adquiere el conocimiento. Platón presenta su teoría en el diálogo “Menón” y elabora una defensa del conocimiento universal y necesario, como es el caso de las matemáticas frente al conocimiento de cosas contingentes y particulares del mundo físico que nos rodea.
Esta teoría hace referencia al supuesto de que conocer es recordar y que la adquisición de conocimiento depende, principalmente, de la distinción entre la opinión verdadera y el conocimiento, así mismo la teoría refiere que es posible buscar acertar cuando se puede carecer de conocimiento. Es así que mediante la reminiscencia sería posible dar una respuesta ante una interrogante acertadamente sin poseer un previo conocimiento.
Por ello, para Platón, adquirir conocimiento tiene que ver con recordar lo que el alma conocía cuándo habitaba en el mundo inteligible de las ideas antes de caer al mundo sensible y quedar encerrada en el cuerpo. Esta teoría está ligada a la diferencia entre el cuerpo y el alma; es así que el recuerdo se logra por medio del diálogo filosófico. Así mismo, la teoría de la reminiscencia concibe que la sabiduría y la virtud proviene de una vida pasada; el alma mantiene esa información y las enseñanzas aprendidas y las trae a la vida actual del individuo”.
Regresar a Platón también me ha hecho pensar en otros pensadores, y en que mi hija no sabe de la coincidencia de su pregunta con el pensamiento de Wittgenstein que ideaba que no es posible saber qué es recordar sin saber que lo que se recuerda es pasado, y viceversa, pues es inevitable que ambos conceptos son interdependientes y no pueden aprenderse de forma aislada. Ante esto, no me queda más que admitir humildemente que somos pasado y memoria, y en este preciso momento que recuerdo lo ocurrido ayer, estoy siendo uno con mi hija.
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