Valentina Gilabert y Marianne Gonzaga, ambas influencers muy jóvenes, nos están dando una lección sobre lo que es la dignidad y la justicia.
Hace unos meses nos conmocionamos con la historia, Marianne de 17 años y madre adolescente, apuñalo en repetidas ocasiones a Valentina de 19 por un conflicto amoroso. Valentina estuvo grave en el hospital con lesiones graves en la mano, pulmón y tórax que afortunadamente, fueron atendidas a tiempo y no implican un daño irreparable a su salud.
De acuerdo a los videos que ellas mismas subieron a redes, Valentina decidió otorgarle el perdón. Se reunieron, platicaron y llegaron a acuerdos. Este perdón no es solamente legal, sino emocional, Valentina decidió soltar y continuar con su vida.
Para Marianne, quien se disculpó y públicamente ha hablado de la responsabilidad; este perdón implicó que el juzgado que lleva su proceso, accediera a que llevará su condena en libertad, lo cual no fue a solicitud de Valentina, fue una decisión única y exclusiva del juzgador, pero ella no está en desacuerdo con el resultado.
Las redes sociales, crueles y desde la total ignorancia, han catalogado todo esto como un arregló, una estrategia de marketing, la muestra de que los delitos se quedan impunes y tengo que decirles que están, una vez más, equivocados.
El objetivo del sistema penal y penitenciario es reinsertar a las personas que delinquieron en la sociedad, quienes deberán cumplir con una sanción, un proceso de reflexión sobre porque sus actos hicieron daño para no volverlos a repetir y fundamentalmente, reparar a la víctima. No es, ni debe ser- aunque hoy sí es así- el lugar de olvido y venganza para quienes delinquieron. Las prisiones hoy están llenas por personas que no cometieron ningún delito y están ahí injustamente, también hay personas que, si delinquieron pero que sus procesos no han cumplido con el debido proceso, algunas de ellas si quieren reflexionar y no volver a repetir lo que hicieron; hay otras que nunca darán ese pasó. Las prisiones son complejas y genuinamente no podemos catalogar que la esas penas traigan justicia a las víctimas ni a la sociedad.
En el tema de adolescentes, el sistema penal es todavía más exigente con la idea de reinsertar a quienes delinquieron, pero también su juventud y su vulnerabilidad les llevaron a ese punto, el objetivo central de este espacio de justicia es que la persona niña o adolescente pueda salir y no reincidir. Marianne está llevando su proceso en este sistema, y aunque muchos quieren enjuiciarla como una adulta, continúa siendo una adolescente que además es madre. Marianne y Valentina tienen claro que ella hoy está libre pero no absuelta, tiene una sentencia que cumplir, eso no ha cambiado.
Pero aquí lo que debería estar al centro para todas es la tranquilidad y la paz de Valentina, quien parece estar contenta con su decisión, se siente libre de haber perdonado, ella misma lo dice su perdón no fue solo un perdón legal. Y si en algún momento cambia de opinión, tendrá derecho a hacerlo, así que a nosotras no nos toca juzgar su decisión, nos toca honrarla y reflexionar en porqué seguimos pensando que la justicia es recluir, para siempre, a alguien en una cárcel, en el olvido.
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crs

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