Librería itinerante de Noé le da otra oportunidad al papel

En un mundo cada vez más digital, donde la inmediatez a menudo opaca el tacto y el aroma del papel, Noé López José emerge como un verdadero custodio de historias.

Desde Mineral de la Reforma, ha convertido su vida en una misión: dar “otras oportunidades” a los libros a través de su librería itinerante “Libros Salvados de la Hoguera”.

Su trayectoria, tan variada como los miles de ejemplares que resguarda, es un testimonio de cómo la pasión puede encontrar su camino.

De la informática a las letras: un viaje inesperado

Noé López José, originario del Estado de México y hoy arraigado en Hidalgo, no siempre fue un hombre de libros.

“Me he dedicado a muchas cosas, pero originalmente trabajaba en un puesto de mariscos”, contó a La Jornada Hidalgo. Su incursión en el universo literario fue fortuita. Alrededor del año 2006, mientras estudiaba informática, un amigo lo invitó a trabajar en la editorial de su padre.

“Ahí conocí el mundo de los libros, haciendo anuarios para la UNAM. Me empapé un tanto de lo que era la imprenta, hacer un libro, diseño, corrección de estilo”, mencionó.

Curiosamente, en su adolescencia, la lectura no era su fuerte. “Cuando estaba en la secundaria me hicieron leer libros, no era como tal algo que quisiera”, confesó. Las exigencias de su vida en la calle, trabajando, dejaban poco espacio para la literatura. Sin embargo, el contacto con el proceso creativo de los libros, el armado, el diseño, comenzó a sembrar una semilla.

Esa semilla germinó cuando su amigo abrió una librería y lo invitó a unirse. La experiencia lo llevó a diversas ferias del libro en Tula, Actopan, varios municipios del Estado de México, Puebla y Veracruz, forjando su conocimiento de la distribución y el contacto con los lectores. Incluso se estableció por algunos años con un puesto de venta de libros en Ciudad Sahagún.

La vida lo llevó por otros rumbos cuando aceptó un trabajo en un despacho migratorio en la Ciudad de México, pausando temporalmente su vínculo con los libros. Pero, como él mismo afirmó, “el libro siempre ha sido lo mío”. Hace un par de años, decidió retomar su verdadera vocación, esta vez, desde su base en Mineral de la Reforma.

La librería itinerante, vitrina la red social

Sin un espacio físico fijo, Noé se ha adaptado a los tiempos modernos. “Empecé con bazares, vendiendo de lugar en lugar, no es una feria, no es algo establecido, es todo en línea”, indicó.

Las redes sociales se han convertido en su principal vitrina: “son buenas porque te acercas a público de distintos lugares sin necesidad de tener un contacto físico, es como una cita a ciegas, pero con un libro”.

Su modelo de negocio lo ha convertido en un auténtico trotamundos literario. Ha establecido rutas que incluyen Oaxaca, Puebla, diversos municipios de Hidalgo y Tlaxcala, con un calendario regular que, por ejemplo, lo lleva a Tulancingo una vez al mes.

La pandemia de Covid-19, paradójicamente, benefició este resurgir del libro de segunda mano. “En la pandemia se comenzó a leer, por el encierro, había cosas de ocio que ya no te satisfacían, el libro dio un ‘boom’, sobre todo el libro de segunda mano”, señaló Noé, destacando el rol crucial que tienen las redes sociales.

Para él su trabajo es una forma de vida sostenible. “Tengo un stock de aproximadamente 5 mil libros, muy pocos repetidos. A mí, los libros como negocio no me darán lujos, pero me dan lo necesario, lo que es para vivir; tengo mis mascotas, cuatro gatos, y vivimos bien”.

“Libros Salvados”: más vida para el papel

El nombre de su proyecto, “Libros Salvados de la Hoguera”, es una declaración de principios. “Precisamente por esa parte, de la destrucción del libro, del papel”, explicó Noé.

La mayor parte de su inventario son libros de uso, rescatados, les llama, porque van a llegar a nuevas manos, “que posiblemente en un futuro esas personas se los den a sus hijos o alguien más, y ese libro si su vida era de diez años, ahora su vida será de 20 o 30 años”.

Su modelo de negocio lo ha convertido en un auténtico trotamundos literario

“Le das la oportunidad a otra persona de conocer una nueva historia, y al libro de estar en nuevas manos”, reflexionó. Además, Noé subraya el componente ecológico: “Ayudas mucho a que ya no se estén destruyendo más árboles”.

Compartió que ha tenido en sus manos ejemplares con más de cien años, testigos silenciosos de épocas pasadas. Sin embargo, reconoció que, algunos libros no pueden ser rescatados y deben reciclarse, pues el libro puede perdurar si se le cuida de la humedad y el deterioro.

Conexiones inesperadas y la magia del libro físico

Aunque no puede encariñarse con los libros que vende – “si alguien me dice, ‘oye, ¿tienes este libro?’, y yo lo tengo, le digo sí, aquí está, aunque después me esté arrepintiendo” –, pues sí tiene sus favoritos. Uno de ellos es el autor hidalguense Gonzalo Martré, cuyos libros le fascinaron, especialmente Los endemoniados.

“Te lo narra de una manera cruda lo que era el país, fue censurado en su momento, él mismo tuvo que editar sus libros para poder publicarlos”, contó con admiración.

Noé cree firmemente en la conexión única que se crea entre el lector y el libro físico.

“Sin que los busques, a veces hasta los libros llegan solos”, aseguró, recordando anécdotas de personas que encuentran “el libro que llevaban buscando años” en su puesto improvisado. Pero también está la otra cara de la moneda: “O los que dicen ‘me gustó este libro’, cinco minutos después regresan y ya no está el libro, entonces el libro no era para ellos”.

Para el vendedor de libros, la experiencia de leer en papel es insuperable: “Es muy difícil que el libro digital gane; no es lo mismo tener en tus manos esta bonita portada, desde ahí tú tienes algo que ver físicamente. Ya cuando lo abres, sientes el papel, la experiencia es distinta a sentir una pantalla”.

Así, Noé López José continúa su viaje, llevando “Libros Salvados de la Hoguera” a cada rincón, no solo vendiendo volúmenes, sino tejiendo historias y salvando pedazos de cultura de la hoguera del olvido.


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