El municipio de Ajacuba busca posicionarse como un nuevo referente de turismo cultural en el Valle del Mezquital, aunque reconoce que rescatar formalmente su zona arqueológica representaría un alto costo económico, por lo que ha optado por fortalecer su museo comunitario como estrategia principal de difusión histórica.
Eduardo Rubén Nieto Díaz, director de Educación, Cultura y Turismo, explicó que en El Cerro Ponzha donde se localizan vestigios de asentamientos toltecas y otras culturas prehispánicas se ha identificado un sitio de gran valor simbólico y arqueológico.
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Sin embargo, su habilitación como zona turística requeriría al menos 50 millones de pesos, una inversión que actualmente rebasa la capacidad del municipio.

“Nos han sugerido representarlo gráficamente, con recursos audiovisuales que permitan dimensionar la importancia del lugar sin intervenir físicamente la zona, que está muy deteriorada”, indicó.
Pese a no contar con una declaratoria oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), El Cerro Ponzha se presume como sede de un calmécac, antigua escuela de élite para nobles y guerreros toltecas.
“Hay registros en el Museo Nacional de Antropología que refieren ese asentamiento como un centro relevante para la formación de la élite de esa época”, agregó el funcionario.
Ante este contexto, Ajacuba impulsa una ruta turística cultural que conecte el museo comunitario con recorridos guiados hacia el cerro, sin intervención directa. El museo, ubicado junto a la presidencia municipal, concentra unas 500 piezas arqueológicas recolectadas en su mayoría por campesinos locales durante actividades de cultivo.
Entre los hallazgos más destacados se encuentra una osamenta prehispánica localizada en el panteón municipal, acompañada de ornamentos funerarios de barro y joyería. También se exhiben sellos con glifos antiguos, como el glifo de Ajacuba, que significa “lugar de aguas amargas”.

“El museo es nuestra mejor herramienta en este momento para contar nuestra historia, sin afectar el patrimonio físico y natural del cerro. Queremos que quienes nos visiten conozcan esa parte profunda de nuestra identidad”, expresó Nieto Díaz.
Además del valor histórico, Ajacuba busca diversificar su oferta turística. Entre sus atractivos se encuentran la iglesia de Santa Jacoba, que también funciona como mirador natural, y proyectos en rehabilitación como una tirolesa en Vicente Guerrero y antiguas haciendas en Tulancalco.
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El municipio también alista eventos tradicionales para el segundo semestre del año, entre ellos las ferias patronales de Santiago Tezontlale y San Nicolás Tecomatlán, la Feria de la Gordita y la Dobladita en octubre, así como celebraciones patrias, Día de Muertos y encendidos navideños.
“Queremos que la gente no solo venga a disfrutar de nuestros balnearios, sino que también descubra la riqueza histórica que resguarda Ajacuba, porque es parte viva de lo que somos como pueblo”, finalizó el director de Cultura.
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