Hidalgo se posiciona entre los cinco estados del país con mayor disminución del embarazo en adolescentes, al registrar una reducción del 37 por ciento, superando la media nacional que se ubica en el 30 por ciento, informó Víctor Hugo Vidal Álvarez, secretario técnico del Consejo Estatal de Población (COESPO).
Durante una entrevista, destacó que esta disminución significativa responde a las políticas implementadas en la entidad, especialmente con énfasis en el grupo de jóvenes de entre 15 y 19 años.
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“Somos de las pocas entidades que, de mantenerse esta tendencia, podrá cumplir con el objetivo de desarrollo sostenible de reducir en un 50% el embarazo adolescente para el año 2030”, afirmó.
En el caso específico de niñas menores de 15 años, denominadas NAMES (Niñas, Adolescentes y Madres Embarazadas), Vidal Álvarez reconoció que, aunque también ha habido avances, el reto persiste.
“Iniciamos con 235 casos al año y el año pasado cerramos con 115. Aun así, el objetivo en esta categoría es la erradicación total, porque ningún embarazo en menores de 15 años debería existir. Es una violación directa a los derechos humanos”, subrayó.
Según datos del COESPO, en Hidalgo ocurren aproximadamente 4 mil 400 embarazos anuales entre adolescentes y niñas, lo que equivale a 12 nacimientos diarios. Aunque los casos en menores de 15 años son menos frecuentes, su impacto social y legal es mayor.
Respecto a los municipios con mayores tasas específicas de fecundidad, el funcionario mencionó que Acaxochitlán encabeza la lista, incluso a nivel nacional. Este fenómeno, dijo, está vinculado a prácticas culturales y matrimonios tempranos. Otros municipios con altos índices en proporción a su población son Huasca, zonas de la Huasteca como Huejutla y municipios circunvecinos.
En términos absolutos, Pachuca, Tulancingo y Tula registran entre 100 y 250 embarazos adolescentes al año, aunque sus tasas específicas se mantienen por debajo de la media estatal debido a su mayor densidad poblacional.
Un bono demográfico en cuenta regresiva
Vidal Álvarez también advirtió sobre el reto demográfico que enfrenta Hidalgo en el mediano y largo plazo: el envejecimiento acelerado de la población. Actualmente, la edad promedio en el estado es de 29 años, lo que aún permite aprovechar el llamado “bono demográfico”. Sin embargo, estimó que para 2040 la población adulta mayor se duplicará, y hacia 2050 podría triplicarse.
“El crecimiento total de la población empezará a disminuir. Para 2053 incluso podríamos tener crecimiento negativo. Por eso, hoy más que nunca, es necesario invertir en políticas públicas dirigidas a los jóvenes: educación, empleo, vivienda. Aún somos una entidad joven, pero este tiempo se acaba”, alertó.
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Como ejemplo de los nuevos dilemas generacionales, relató que sus propios hijos, de 26 y 30 años, aún no consideran tener descendencia debido a las dificultades económicas para ofrecer estabilidad y educación a una familia.
“Ese es el escenario que enfrentan muchos jóvenes en Hidalgo y en todo el país”, concluyó.
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