“El sol de la tarde desafiaba el calendario sobre las torres de las iglesias que, a lo lejos, asomaban dispersas. El reflejo de la luz caliente, invisible y pesada, parecía rebotar sobre la teja y la madera de los techos cobrizos y hacía que las cuestas parecieran aún más empinadas. Las fachadas, portones y rodapiés mostraban una paleta de colores pastel que alternaba entre blancos y lavandas, azules y verdes, cafés y chocolates y, sobre todo, el tono estrella de Comitán: el amarillo napolitano”.
Esta descripción de un instante y sus diversas realidades sucediéndose, que se encuentra dentro de la novela Mushuc de Pablo Medel, me ha llevado a pensar en el concepto de la novela coral, la cual tiene sus raíces en la narrativa colectiva y la épica. Si buen, en el pasado siglo XX, este tipo de novelas experimentó un auge, donde son memorables obras de autores como William Faulkner, Virginia Woolf y Gabriel García Márquez. Para poder conceptualizar el complejo ejercicio de literatura que representa, tenemos que entender tres principios básicos:
El primero es que en la novela coral, todos los personajes son importantes. Es decir, no hay protagonistas o, mirado de otra forma, todos los personajes son protagonistas y en general los acontecimientos no tienen tanta relevancia como las consecuencias que producen en el ánimo y la vida de los personajes.
Lo segundo que tenemos que comprender es que todas las voces, todo el tiempo, se están cruzando. Los sentimientos de los personajes importan y se entremezclan: las perspectivas se unen y se separan a placer del autor, pero sobre todo, todas participan en un mismo horizonte de la historia.
Lograr que todas las voces, sean la representación de los pensamientos y los deseos de los personajes, es imprescindible. Para ello, lo más usual que exista un narrador omnisciente que atrapa al lector y lo va guiando.
Esto es precisamente lo que magistralmente realiza el escritor Pablo Medel en su más reciente novela, Mushuc (Katana Editores, 2024) donde, se entreveran las historias de un Comitán, Chiapas, del año 1993. Lugar de efervescencia social, política e ideológica. La novela, escrita en clave de múltiples y polifacéticas voces, cuenta de manera espectacular, cómo fue efervesciendo la lava que habría de correr al año siguiente en el sur de México.
El libro inicia con un misterio, la desaparición de una promesa de la marimba. Y continúa, como bien lo señala la síntesis de la editorial: “Desde los evidentes contrastes entre las familias Cruz y Guillén, la entrañable relación entre el talabartero Cuauhtémoc y su amigo Yumil, la curiosidad adolescente de la pequeña Yalit o las preocupaciones políticas y teológicas del padre Unai hasta, entre otras, las inquietudes artísticas de Mayra, escritora que busca inspiración en la antigua Balún Canán; o las del fotógrafo Daniel, que está de paso en su larga travesía por la Panamericana. Un crisol de voces en donde, tan pronto como avance la búsqueda del joven desaparecido, nada volverá a ser como antes. Mushuc es una novela coral que nos muestra las particularidades de un pueblo fronterizo de Chiapas, cuya aparente tranquilidad se tambaleará a medida que se tomen decisiones que afecten al resto y, de forma paralela, vayan llegando noticias extrañas sobre las comunidades originarias de la vecina Selva Lacandona”. Con todo este preámbulo, sería ilógico no leer Mushuc de Pablo Medel.

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