Empatía ante quienes cruzan México

El Faro

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha ensombrecido la vida de miles de personas que buscan mejorar sus condiciones de vida en el vecino país del norte.

El impacto fue inmediato y se dejó sentir en todo el territorio nacional, incluido Hidalgo. Desde el miércoles pasado, aumentó notablemente el número de personas en situación de movilidad que buscan obtener sus solicitudes de asilo político en las oficinas del Instituto Nacional de Migración ubicadas en Pachuca y en todo el país.

Aunque su plan era llegar a Estados Unidos en busca del sueño americano, en el camino se encontraron con un presidente xenófobo, decidido a expulsar a todo aquel que no sea ciudadano estadunidense.

El problema es que miles de personas ya emprendieron el viaje y difícilmente cejarán en su intención de llegar al norte. ¿Cuál es su plan B? Quedarse en México a esperar a que amaine la tormenta. Y en ese intervalo, la Tarjeta de Residente Temporal (TRT) les permite reducir su incertidumbre. El documento es una visa que otorga el gobierno mexicano para los extranjeros que desean permanecer en el país por más de 180 días y puede extenderse hasta 4 años.

Por eso quienes vivimos en México debemos estar preparados para convivir cada vez más con personas de otros países que residirán, ya sea de manera temporal o definitiva, en nuestro territorio.

No les queda otra frente al despliegue de hasta 10 mil soldados en la frontera norte y que, por órdenes de Trump, reforzarán la seguridad y facilitarán la deportación inmediata de personas que crucen ilegalmente. Además de las políticas más estrictas de detención y deportación que se pusieron en marcha esta misma semana.

Esta coyuntura, además de que orillará a gobiernos de todos los niveles a sacar la cartera para afrontar una mayor presencia de personas migrantes, pondrá a prueba nuestra empatía como sociedad.

No hablo de escenarios hipotéticos, son cosas que ya suceden. En la capital de Hidalgo ya hemos visto manifestaciones de intolerancia y racismo, como sucedió con los vecinos que cerraron el bulevar Santa Catarina para protestar contra la construcción de un refugio para infantes y adolescentes en situación de movilidad. El argumento, a todas luces irracional, es que la sola presencia de esos grupos vulnerables implicaría un peligro para los vecinos. Una justificación al estilo trumpiano.

¿Qué hacer como sociedad ante la oleada de personas de otras latitudes que llegarán a nuestro país? Debemos practicar la empatía. No es fácil estar a miles de kilómetros de sus hogares y tener que empezar de cero casi todos los días. México e Hidalgo han sido sociedades que históricamente han recibido y asimilado distintas oleadas migratorias a lo largo de la historia. Hoy no debe ser la excepción.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *