Una ocasión que anualmente aclamamos y es motivo de reunión es el Día de la Candelaria, fecha en que disfruta con un platillo tradicional: tamales, costumbre que se realiza semanas después del Día de Reyes, cumpliendo el compromiso a quien le tocó el muñequito de la rosca.
De acuerdo con el INAH, el 2 de febrero, en el calendario azteca daba comienzo a los festejos por el nacimiento del Sol -primer día del año-. Además, se iniciaba la temporada de siembra del maíz, cultivo más importante.
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Cuando la llegada de los españoles, la festividad prehispánica coincidió con la celebración católica a la Virgen de la Candelaria, que celebra la Purificación de la Virgen después de dar a luz y la Presentación de Jesús en el Templo.
Durante la Colonia, debido al sincretismo de ambas culturas, se llevaban a bendecir velas para la Virgen y semillas para los nuevos cultivos.
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Hoy en día esa costumbre prevalece, ya que por la tradición católica, a quien les salga el Niño en la Rosca de Reyes, debe vestir y llevar a bendecir al Niño Dios, mientras que de la prehispánica viene el comprar tamales y atole para los comensales en representación de las semillas y el maíz.
En México se tiene la costumbre de vestir con un nuevo ropaje a la figura del Niño Jesús, tradición que tiene origen en la Edad Media, cuando se convirtió en un elemento que acompañaba a las religiosas en su toma de hábitos.
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