Pobladores de la localidad de Huitzila, del municipio de Tizayuca, Hidalgo mostraron su beneplácito por el anuncio que hizo el pasado 6 de octubre la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo de construir en ese lugar una de las estaciones del tren que unirá al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles con la ciudad de Pachuca, pero puntualizaron que se debe permitir a la comunidad autogestionar los proyectos inherentes a la obra.
Huitzila, es una localidad semirural cuyo nombre es de origen nahuatl que significa “Lugar de Colibríes”; está ubicada a unos cuatro kilómetros del centro de la cabecera municipal de Tizayuca
En entrevista realizada en la antigua estación de trenes de Huitzila, Begoña Vicente Avilés, presidenta del colectivo Red de Ayuda para el Bienestar Social y la Defensa del Medio Ambiente AC junto con un grupo de vecinos del poblado, dijo que en las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado, el gobierno federal realizó grandes obras que si bien coadyuvaron al desarrollo de las áreas metropolitanas de Pachuca y de Tizayuca, no trajeron ningún beneficio a las localidades originarias.
Puso de ejemplo la construcción de la carretera federal México -Pachuca, para la cual muchos campesinos de Huitzila fueron despojados de sus terrenos sin que los hubieran indemnizado. Lo mismo ocurrió, dijo,cuando se instaló la zona industrial de Tizayuca .
Sostuvo que “el principal error es que la federación encomendó al gobierno municipal de Tizayuca la tarea de gestionar proyectos para las localidades donde se realizan las grandes obras sin consultar directamente a la gente de las comunidades”.
Abundó que quienes han estado al frente del ayuntamiento de Tizayuca al final nunca gestionaron ni “aterrizaron” obras públicas,ni proyectos sociales ni económicos para las localidades afectadas.
Dijo que “nunca consultaron ni tomaron en cuenta a la gente y al final no lograron que se les diera ninguna clase de beneficio”.
Asimsimo, agregó que “lo más que han hecho los alcaldes es pavimentan con materiales de mala calidad algunas calles y avenidas de Huitzila sin haber instalado primero la red de drenaje”.
En Huitzila la gente se ha tenido que organizar para construir obras e instalar servicios ante la indiferencia de las autoridades tal como ocurrió en los años 50 en que se vieron obligados a construir su propio sistema de agua potable,el cual hasta la actualidad es administrado por los vecinos sin ninguna clase de injerencia del gobierno municipal.
Vieja estación del Tren de Huitzila instalada en un vagón
Un viejo y deteriorado vagón de ferrocarril de finales del siglo XIX junto con los restos de la vieja caseta del telégrafo y un oxidado letrero con la leyenda “Huitzila” situados a un lado de una vía, es lo único que queda de lo que fue la estación de trenes.
Begoña aclaró que era conocida cómo “Estación Paula”.
“Se le llamaba así por la Hacienda de Paula que en su momento fue muy importante en la producción de pulque y la cual detonó el desarrollo económico de la región desde finales del siglo XIX hasta 1930 en que la industria cervecera desplazó a la pulquera luego de una campaña de desprestigio contra la bebida tradicional “, agregó la activista.
Explicó que desde esa estación eran enviadas a la Ciudad de México , Pachuca y Tulancingo así como a las localidades intermedias tinacales llenos de pulque producidos en la hacienda.
En el interior del viejo vagón de acero que en la época de Porfirio Díaz fue habilitado como sala de espera de los pasajeros del tren no hay absolutamente nada.Las bancas de madera de tres metros desaparecieron desde hace mucho tiempo.
Jazmín Martinez García, de 32 años de edad aún tiene borrosos recuerdos de cuando ella, su hermana Ivonne y su mamá esperaban el tren para trasladarse a las estaciones intermedias que había hasta Téllez, municipio de Zempoala, Hidalgo.
“Íbamos a lugares cercanos como Nopala a sembrar y cosechar verdolagas y otros productos agrícolas”, dijo.
Recordó que la gente esperaba a veces por varias horas la llegada del tren en dirección a la ciudad de Pachuca , junto con jaulas dónde transportaban guajolotes, y gallinas además de maletas, mochilas o pacas de ropa y de verduras.
“También llevaban chivos, perros y otros animales, por lo que la estación olía mal”, indicó.
Aún así, dijo que era emocionante viajar en el tren.
Comentó que el anunció de Sheinbaum le despertó un poco de nostalgía, ya que será muy distinto al folclórico ferrocarril al que subió en su niñez. “Va a ser más rápido, como el tren ligero, metropolitano y no va a tener subestaciones”.
Uno de los aspectos que dijo que le preocupa del proyecto es que va a pasar con las parcelas que se encuentran en las cercanías de la vía del tren; la incertidumbre radica en si van a indemnizar a los propietarios o los van a reubicar.
De acuerdo a los lugareños, a consecuencia del cese de operaciones de Ferrocarriles Nacionales de México en agosto de 1999 a consecuencia de la privatización del sector decretada por el entonces presidente Ernesto Zedillo, la vieja estación quedó cerrada y abandonada lo que fue aprovechado por vandalos que aprovechando la oscuridad de la noche por la falta de luminarias y a que solo había campos de cultivo en los alrededores, la saquearon.
“Antes no han desmantelado el vagón para venderlo como hierro viejo “, ironizó Begoña.
También fue saqueada una caseta con techo de tejas que estaba ubicada a un lado del carromato y que fungía como oficina.
Según relatan los vecinos, allí un telegrafista enviaba y recibía mensajes en código Morse de las estaciones donde pasaba el tren para calcular la hora aproximada en que iba a pasar por Huitzila y darlo a conocer a los pasajeros por medio de un pizarrón colocado en la “sala” de espera.
Un misterioso incendio que se produjo hace tres años acabo casi totalmente con la caseta de la cual ya solo queda una parte.
Las llamas se expandieron al viejo vagón, cuyo piso, conformado por añejas tablas de madera, quedaron semidestruidas y chamuscadas.
A un lado de la vieja estación solo hay casas y del otro bardas de fábricas y ranchos.
“Antes solo había campos de cultivo”, explicó Begoña quien relató que los pasajeros que llegaban a la estación, ante la falta de taxis o transporte público, tenían que caminar hasta el pueblo de Huitzila por un lapso de 10 minutos enmedio de las tinieblas de la medianoche y del frío.
Por ello , dijo que es necesario que se realicen proyectos aledaños a la estación que sirvan para activar la economía local y atraer el turismo.
Pero reiteró que deben ser planeados por el gobierno federal de manera directa y conjunta con los pobladores de Huitzila, como la creación de restaurantes, tiendas y otros giros comerciales administrados por los pobladores.
Incluso es necesario reconstruir la vieja estación utilizando el vagón de ferrocarril y convertirlo en un museo de sitio.
Por Ricardo Montoya
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