La Constitución en el centro, pero desconocida

De la nueva generación constitucionalista mexicana, Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes, ambos pertenecientes al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, lanzan en su más reciente libro una interesante provocación, precisamente cuando nuestra Constitución está en el centro del debate nacional.

En La Constitución desconocida (Taurus, 2024) ofrecen desde el subtítulo la Teoría y práctica de todo lo que siempre quisiste saber sobre tu Constitución. Para abrir boca afirman: “…la Constitución es demasiado importante para dejársela sólo a los constitucionalistas, a los abogados y a los políticos. Tal vez ése haya sido uno de los principales errores tanto en el momento de explicar el sistema constitucional mexicano como en el de querer pasar de la teoría a la práctica.”

A manera de confirmación del desconocimiento de la población sobre el documento donde se sustenta y organiza la vida nacional, advierten: “Debemos entender de una vez por todas que el derecho no es monopolio exclusivo de nadie, que en la Constitución cabemos todas las personas y que todas las personas somos, a fin de cuentas, intérpretes de la Constitución.”

Si bien la Constitución está centralmente presente en esta hora mexicana, habremos de aceptar una atención limitada a determinados sectores: gubernamental, político, académico, empresarial y, por obvias razones, el de los medios de comunicación. Con un adicional no menos importante: el proveniente del exterior, sea de nuestros socios comerciales como de organismos multinacionales, a través de opiniones expresas, o con actos derivados de la convencionalidad del sistema interamericano de derechos humanos, aceptada por el Estado conforme a los procedimientos constitucionales.

Es evidente la ausencia de un interés mayoritario, particularmente de la ciudadanía, acerca del agresivo proceso en marcha de modificaciones a la carta constitucional, no obstante la trascendencia de su impacto para los próximos años.

De ahí el llamado de los autores del citado libro: “Hoy más que nunca se torna indispensable entender que el texto constitucional, antes que intentar centralizar, imponer y uniformar – el poder, las costumbres, las ideas -, debe tender al respeto hacia lo diferente y a la sana colaboración entre todas las personas, asumiendo que la pluralidad e lo que verdaderamente hace grande a esta república representativa, democrática, laica y federal que por costumbre solemos llamar México.”

A lo largo de sus veinte capítulos, mitad referentes a la Constitución en la teoría, mitad a la Constitución en la práctica, el texto aborda los temas torales de su regulación, desde sus características y el poder constituyente, las formas de Estado y de Gobierno, la separación de poderes y el pluralismo, en la primera parte, hasta sus características propias en la segunda.

A manera de conclusión, el texto deja la pregunta tantas veces planteada: ¿Hace falta una nueva Constitución? Responden:

“Es necesario dejar de analizar la Constitución como un texto meramente formal, ignorante de la realidad y cerrado a las dinámicas globales, y comenzar a estudiar su conexión con el conjunto de la vida social, explicándola desde lo local, a nivel comunitario y vecinal, hasta el plano internacional.
“Es necesario acercar la Constitución a la realidad y eliminar esa barrera que la separa de la ciudadanía, no por una oposición o rechazo innato, sino por su desconocimiento y su falta de aplicación a la vida diaria.”