Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, logró reelegirse el pasado domingo 11 de agosto con los votos de 440 consejeros, con lo que obtuvo 97% de los sufragios en un proceso interno que ha sido calificado como una farsa por exlíderes de ese partido.
La permanencia del político campechano al frente del PRI nacional no augura un futuro promisorio para el viejo partido. Con Alito al frente, el desprestigio que carga el tricolor sobre sus espaldas seguirá creciendo, junto con el descrédito de quien podría dirigirlo hasta el 2028.
Y en esa aventura política, Alejandro Moreno decidió mantener a su lado a la hidalguense Carolina Viggiano, quien desde esa posición asegura el dominio absoluto del tricolor en la entidad, de la mano de Marco Antonio Mendoza Bustamante, quien desde hace años trabaja como asistente de la originaria de Tepehuacán de Guerrero.
Los grupos priistas locales que salieron a manifestarse públicamente contra la posible reelección de Alito no han salido a refrendar su rechazo, con lo que la débil resistencia estatal parece languidecer.
Entre los priistas más poderosos que aún no abandonan el barco se encuentra el exgobernador Francisco Olvera, quien a principios de julio firmó una carta junto con dos exdirigentes estatales, Aurelio Marín y Edna Geraldina García Gordillo, quienes exigieron “respeto a las normas electorales” y dijeron no a la reelección del campechano, pues consideraron que su liderazgo “ha generado una división en el priismo nacional”.
Cuando manifestaron su rechazo, todavía no se realizaba la asamblea nacional del 7 de julio, en la que fue modificado el artículo 178 de sus estatutos, abriendo así la puerta a la reelección, algo que va contra los principios fundacionales del PRI.
El silencio de los pocos cuadros de relevancia que aún le quedan a ese partido no es gratuito, podría significar que ya no ven ningún aliciente para continuar con la lucha por recuperar lo que queda del tricolor.
Tampoco se ha escuchado la voz de otro exdirigente estatal, José Antonio Rojo, nieto del exgobernador y exregente de la Ciudad de México, Javier Rojo Gómez, quien previamente se había manifestado contra lo que hoy es un hecho.
A través de un comunicado, Rojo fue contundente en su oposición: “Es inconcebible pensar que declinemos a nuestro origen; expreso mi absoluto rechazo a la Reelección dentro de nuestro Instituto Político”.
Todavía queda la resistencia a nivel nacional que encabezan los expresidentes nacionales, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa, quienes han manifestado que seguirán su lucha en tribunales por desconocer la reelección de Alejandro Moreno.
Pero a nivel local parece que el priismo opositor no ve mucho futuro en luchar por un partido que, en manos de Alito, va directo a su extinción.