El miedo no anda en…

Sin sorprender a nadie, el expresidente municipal de Ixmiquilpan y desaforado diputado federal Cipriano Charrez Pedraza, quien retó al gobierno del estado apenas se conoció su derrota electoral el 2 de junio en Ixmiquilpan para desaparecer de la escena, reapareció en el estrado de los tribunales judiciales solicitando a la justicia federal no ser detenido.

Lo extraño es que no se conoce que tenga alguna carpeta de investigación abierta, a menos que no haya resuelto una demanda por la vía familiar que tenía pendiente, pero no parece tan grave como para tomar estas medidas cautelares, pero logró mover a los medios de comunicación del Valle del Mezquital a menos que sea parte de la estrategia del Clan Sosa Castelán del que es aliado, para decirse perseguidos políticos del gobierno estatal.

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Cipriano Charrez perdió la fuerza política que le permitió en dos lustros ser presidente municipal, diputado local, diputado federal y candidato a la alcaldía ixmiquilpense por tres diferentes partidos políticos al quedar postulado por el Partido del Trabajo (PT) en segundo lugar seis mil votos abajo del ganador el morenista José Emanuel Hernández Pascual.

Charrez Pedraza, a quien la soberbia que genera el poder lo llevó de una curul en San Lázaro a una celda en el Centro de Reinserción Social para Adultos (Cereso), con dos acusaciones por homicidio -uno doloso en grado de tentativa y otro culposo- que le costó la vida a un joven que fuera arrollado en su austero automóvil por su poderosa camioneta Raptor.

Como sea, Cipriano Charrez Pedraza por algo tiene miedo, de ahí que no quiera ser detenido aunque por el momento no se tenga idea de qué lo motivó a solicitar la protección de la justicia federal contra cualquier orden de aprehensión según el estrado donde está el expediente 1251/2024 del Segundo Juzgado de Distrito, bien dicen que el miedo no anda en burro.