Sin apremios de tiempo, la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dio a conocer a seis de quienes serán parte de su gabinete. Sobresalió la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación que presidirá Rosaura Ruiz, doctora en Biología y primera presidenta de la Academia de las Ciencias, entre otras responsabilidades que ha asumido.
Tres más fueron, Ernestina Godoy, Consejera Jurídica; Alicia Bárcena, Medio Ambiente, y Julio Berdegué, Agricultura. También, esperado, Juan Ramón de la Fuente, nuevo canciller y ex Rector de la UNAM y ex embajador ante la ONU.
El sexto, desde días antes había sido objeto de especulaciones: Marcelo Ebrard, ante algunas dudas, pocas en verdad, si sería llamado a sumarse al primer nivel de colaboradores de la nueva administración federal. En los tiempos en que se decidiría quien sería el candidato morenista a la primera magistratura de la nación, dos entraron al parecer a una recta final: Claudia y Marcelo.
La primera no se dejó atrapar por elucubraciones y esperó la conclusión de tan singular carrera, sabedora que el banderazo final lo daría Andrés Manuel López Obrador. A Ebrard se le percibía un tanto nervioso, agitado, y hasta se llegó a decir que, de no lograr el nombramiento, buscaría otro partido.
Al final las aguas se calmaron, y Ebrard prefirió seguir en el morenismo, hoy formal titular de Economía y, tal vez, tener la paciencia, calma, de esperar a un nuevo sexenio.
De acuerdo con el calendario, formalmente anunciado, se espera que hoy se conozca a quienes se sumarán también al nuevo gabinete, y que, como los primeros, gocen en lo general de buenos comentarios. Eso facilitará sus próximas tareas.
La terrible inundación
A finales de los años setentas conocí Pachuca, en un cambio de actividad laboral. Y, suelen citar, como la buena música, llegué para siempre quedarme. Confieso, nada conocía de Hidalgo, pero paulatinamente fui absorbiendo, a trocitos, parte de su apasionante historia, en especial, para mí, lo político. Hice inmediata amistad con un reportero gráfico conocido y apreciado: Roberto González Butanda. Fue quien me contó de la trágica inundación que agobió a La Bella Airosa la tarde y noche del 24 de junio de1949.
Él tenía la intención de ir a un cine; caminaba por el centro de la ciudad, cuando de pronto, me lo explicó con crudeza, advirtió, un poderoso caudal que bajaba impetuoso e imparable, hacia el centro. Fue cerca de las 17 horas.
Después, de lo que se enteró, es que el líquido arrastraba todo a su paso, piedras, lodo, y esto incluía a personas de todas las edades. Al parecer se desbordaron dos presas, allá, por los rumbos de la Cañada de San Buenaventura, atrás precisamente de la Hacienda Loreto.
Como pudo, no lo recordaba bien, llegó llegar a su casa. Estaba atónito, pero horas más tarde retornó para observar pasmado, incrédulo las huellas de la hecatombe, como el agua había alcanzado hasta casi dos metros de altura.
Hubo asistencia médica casi de inmediato. Roberto González me explicó que, para su des fortuna, alcanzó a ver algunos cuerpos, ya sin vida. “y sí, mujeres, hombres y algunos pequeños”, fueron sus palabras.
Se dijo posteriormente que perecieron un poco más de 50 personas. Días, semanas después dejaba escapar sus impresiones de los hechos. Caminábamos hacia la Plaza Independencia. Se paraba y con el dedo índice, sobre algunas paredes, ya repintadas, me explicaba:” Hasta aquí llegó el agua”. Impresionaba. El lunes pasado, a 75 años de la tragedia, que pese el tiempo no se olvida, como bien lo manifestaba González Butanda, lamentablemente después ya desaparecido.
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