Se ha demostrado históricamente que los pilares fundamentales de una sociedad y un país en desarrollo, es la educación y la salud. Durante años, en México los distintos órdenes de gobierno y diversos sectores de la sociedad organizada han encaminado sus esfuerzos en esta ardua tarea.
Sin embargo, una de las cosas que más afectan a nuestro país es esa consigna que comienza a convertirse en regla cuando hay un cambio de administraciones, llámese alcaldes, gobernadores o presidente de la República.
Los gobernantes entrantes, sin evaluar, sin revisar con detenimiento o asesorados por expertos en la materia, desechan lo generado por sus antecesores con la intención de volver a construirlo pero con su sello personal, más por un arrebato de ego que por estrategia bien cimentada, como si el tiempo no apremiara, como si los resultados no fueran lo verdaderamente urgentes, y es así como nuestros municipios, estados y país avanzan un paso y retroceden dos en muchos rubros de la administración.
Para muestra un botón. La educación que tanta falta le hace a nuestro país, reforzar y formar verdaderas generaciones de mujeres y hombres competitivos, situación que ahora se antoja más complicada con las clases a distancia adoptadas como alternativa ante la pandemia.
Miles de estudiantes desde nivel básico hasta profesional de escasos recursos se han visto afectados por no recibir sus clases de forma presencial, algunos porque no tienen televisión, ni internet para conectarse o enviar sus tareas y trabajos, resolver dudas o intercambiar con sus maestros y compañeros para reforzar sus conocimientos, valores y aprendizajes.
Este caso no es privativo de alumnos; la prensa y las redes sociales han dado cuenta de maestros que han tenido que recurrir a cafés internet para cumplir con su labor docente.
Lamentablemente, ese urgente apoyo que requieren los estudiantes y maestros, no fue prioridad para los diputados, encargados de elaborar y votar el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 (PEF), el cual, este año presentó un recorte de 200 millones de pesos para la Secretaría de Educación Pública.
Y es que para la mayoría de los legisladores (que no entienden lo que votaron, sólo siguieron la instrucción de levantar la mano), los recortes obedecieron a que los recursos serán destinados a programas sociales implementados por el gobierno de la 4T.
Así es, para los diputados resultó más importante mantener programas como “Jóvenes construyendo el futuro” en el que jóvenes entre 18 y 29 años que no estudian, ni trabajan, reciben un apoyo económico, lo cual, políticamente les resulta más redituable que invertirle en serio a la formación de generaciones competitivas.
Vale la pena recordar que este programa más allá de los señalamientos de su fachada electorera, también ha tenido diversas acusaciones de malos manejos por parte de empresas, que en complicidad con aquellos que cumplen el perfil de las reglas de operación, actúan dolosamente para recibir el recurso.
Difícilmente se podrá avanzar en este rubro si para nuestros gobernantes y legisladores la educación y la salud siguen siendo un botín político, más que un derecho constitucional, como lo está evidenciando la pandemia.
@AlexGalvezQ
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