Saco azul, pantalón gris, camisa blanca sin corbata, delgado, después de convalecer de una cirugía de cadera, con calcomanía de Damián pegada en su camioneta y cínica sonrisa, Gerardo Sosa Castelán regreso a pasar revista a sus tropas, después de la prisión domiciliaria concedida por su delicada salud hace 2 años y de estar recluido otros dos en el penal del Altiplano; apenas le cambió un juez de control la medida cautelar porque desde hace 24 meses debió ser sentenciado.
Procesado por operaciones de recursos de procedencia ilícita por 58 millones de pesos y delincuencia organizada, diciendo que no regresara al Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) acudió a un encuentro con universitarios, ocultando el brazalete electrónico que le permitió salir de Valle de Cáceres.
Mucho que ver tiene el ex precandidato presidencial Adán Augusto López en el estatus legal del jefe máximo del Clan Sosa Castelán y del Partido del Trabajo (PT) en su retorno a la vida pública, que hace pensar en que no le aplicarán la sentencia solicitada por la Fiscalía General de la República (FGR) de 55 años de cárcel.
Predecible, su presencia en el Centro de Extensión Universitaria, confirma el desafío al gobierno en turno como lo hizo con seis de los siete últimos gobernadores, porque en el de Francisco Olvera, obedeciendo al origen, la tristemente célebre Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH) este, en 2015 permitió la reforma de la Ley Orgánica de la UAEH, para crear el Patronato, reafirmando el control unipersonal de Gerardo Sosa.
A días de la madre de todas sus batallas electorales en cuatro décadas, el Clan Sosa Castelán demostrará su verdadera fuerza electoral, porque nunca en los otros seis partidos en los que militaron habían enfrentado un proceso sólo con su estructura y recursos, como ahora con el Partido del Trabajo (PT).
Habrá que estar atentos al resultado de sus candidatos orgánicos, porque pueden suceder triunfos que no son suyos, por eso su regreso, su cínica sonrisa, que busca ocultar 4 de años de prisión de un proceso que no termina y hacer olvidar su negro pasado y el paro de tres meses del movimiento universitario, que sigue siendo un aviso para el clan.