Hay palabras que marcan la historia de un equipo. En Cruz Azul, una de las que más se repite es transformación. La Real Academia Española la define como la acción de transmutar algo en otra cosa. Eso supone situaciones donde ciertos cambios de costumbres son posibles. Durante más de 23 años, las derrotas en finales de la Liga Mx –muchas de ellas con desenlaces inauditos– hicieron de La Máquina un retrato del dolor del que falla siempre en el último paso. En esa historia ligada al sufrimiento, perdió tres de las cuatro series que ha disputado frente al América. Y, sin embargo, algo parece cambiar para esta quinta.
No vivimos del pasado. Cada final tiene su historia y ésta será la nuestra, asegura el técnico argentino Martín Anselmi, sin darle mucha importancia a los antecedentes. Para mí, el pasado no juega. Son datos, estadísticas. No es ni una revancha ni nada que se le parezca. Es una final que queremos ganar. Había un entrenador que decía que, si somos capaces de contagiar a la gente, es porque jugamos con el corazón. Es algo que hemos construido. Si hay algo que nos propusimos, es disfrutar de la ilusión del hincha, porque no sabemos qué puede llegar a pasar de vuelta.
En los años 70, el club que nació en una de las cementeras más importantes del mundo fue el orgullo de obreros que caminaban apresurados rumbo a la fábrica en Ciudad Cooperativa, con el escudo que aún los representa en sus cascos. Fueron en total seis campeona-tos conquistados en Liga, entre ellos el único que logró arrebatarle a las Águilas en la temporada 1971-72. Aquella época gloriosa quedó atrás con capítulos que originaron un curioso verbo inventado por su mala suerte: cruzazulear. Ese estigma de perderlo todo por un error no figura en la mente de Anselmi, a pesar del tiempo que ha transcurrido desde su llegada a Cruz Azul. Nosotros llegamos hasta acá jugando de una forma. ¿Quién me asegura que cambiando voy a ganar un partido?, pregunta sobre los diferentes factores que pueden condicionar el encuentro de vuelta ante un rival que no suele desaprovechar los grandes escenarios.
“Nosotros tenemos una esencia que no podemos traicionar, porque creemos que eso nos acerca a ganar. El ‘qué hacemos’ es nuestra esencia. Nosotros podemos elegir cómo defender, pero no cómo atacar. Ese ‘cómo’ es el que modificamos ca-da partido. El ‘qué’ es innegociable, porque nos trajo hasta acá. Me ha tocado enfrentar a entrenadores que me hicieron pensar demasiado. En el momento es estresante, pero al final es lo más lindo que te puede pasar, porque te hace ser mejor.”
Entre la definición más reciente con el América y ésta, Cruz Azul volvió a ganar un título de Liga en mayo de 2021. Por esos días se hablaba en las calles del fin de una maldición, pero lo cierto es que no volvió a estar tan cerca de otro trofeo como ahora. Martín ha transformado nuestras ideas, reconoce el delantero Ángel Sepúlveda; no sólo desde el juego, sino también en la manera de mantenernos humildes, a pesar de los resultados.
A pocas horas de su visita al estadio Ciudad de los Deportes, el brasileño André Jardine, técnico de las Águilas, planifica su estrategia de forma sigilosa. Es ajeno a cualquier proceso de transformación que suponga su rival, pero reconoce que el escenario no es tan sencillo como pueden pensar los aficionados americanistas.
Para llegar aquí, tuvimos que eliminar a rivales durísimos como Pachuca y Guadalajara, sostiene con las bajas confirmadas de Kevin Álvarez (pubalgia) e Illian Hernández (fractura del quinto metatarsiano del pie derecho) por lesión. No va a ser fácil. En los clásicos no hay favoritos, veo un 50-50. En el América no se piensa en el fracaso, sino en lo que puede venir y así vamos a jugar esta final, soñando y valorando el tamaño que tiene este escudo.
Por Alberto Aceves
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