No basta apagar los incendios

Avasallante por vertiginosa e intensa, la realidad cotidiana aleja lo importante.  Abrumadora, la información desde todas las regiones del planeta es, tristemente, de destrucción; la cercana, cruenta e irracional. Ambas llevan al desinterés, a evadirlas, como si ignorándolas no existieran ni nos dañaran.

De ahí el crudo y provocador escenario descrito por David Pastor Vico en Era de idiotas (Planeta, 2024): “…mientras sigamos siendo indolentes al sufrimiento de nuestros iguales, porque no los vemos como tales y nuestros intereses personales se impongan absolutamente sobre cualquier otra motivación ulterior; mientras los niveles de confianza interpersonal sigan menguando y nos sigamos autolimitando en el desarrollo de nuestras capacidades como animales humanos, siendo cada vez más asquerosamente egoístas y estúpidos; mientras suceda todo esto y mucho más, aunque no tengamos otra opción, en realidad, solo espero lo peor.”

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Es el caso de los incendios forestales recientes y sus efectos. Evidentemente lo urgente era apagarlos – y, en   la feria de culpas esquivar irresponsabilidades, omisiones  y descuidos -. Su trascendencia  consumida tan pronto como los miles de árboles: el derecho humano al agua.

El Informe Mundial de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024 apunta: “Los bosques juegan un papel fundamental en el ciclo del agua, dada su influencia sobre los regímenes de evaporación y precipitación, regulación de los caudales y recarga de las aguas subterráneas. Alrededor del 75% del agua dulce accesible del mundo proviene de cuencas hidrográficas boscosas.”

El Informe, Agua para la prosperidad y la paz, advierte: “La falta de información, la escasez de recursos técnicos y financieros, así como otras carencias de competencias, dificultan la inclusión de diversos valores de la naturaleza en los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, las iniciativas de capacitación y colaboración entre un amplio abanico de agentes sociales pueden ayudar a cerrar estas brechas.”

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Punto de partida: “Aproximadamente la mitad de la población mundial sufre escasez severa de agua durante el menos una parte del año. Algunas áreas la enfrentan durante unos meses, otras la sufren grave todo el año.”

Precisa el Informe: “A pesar de que los derechos humanos al agua y el saneamiento permitan a toda persona, sin discriminación alguna, acceder a servicios asequibles, en la práctica las comunidades de los lugares afectados por conflictos a menudo sufren discriminación y otros impedimentos, incluso por parte de las autoridades públicas, que son las responsables de garantizar el acceso a los servicios de agua y saneamiento en última instancia.”

“Garantizar un futuro seguro con respecto a los recursos hídricos que fomentan la paz y la prosperidad  requiere aumentar cantidad y calidad de las inversiones relacionadas con el agua, en particular para los   países de ingresos bajos y medios que están entre los más expuestos a los riesgos. Enfrentar la magnitud de la inversión necesaria,  precisa fuentes de financiación  públicas y privadas.”

“Evitar y desactivar  crisis y conflictos relacionados con el agua  necesitará nuevas formas de pensar, soluciones y acuerdos de gobernanza innovadores y a menudo interdisciplinarios. La educación es el catalizador para la adopción y aplicación de estos nuevos métodos, tecnologías y comportamientos.”   Alerta para México: “La evidencia sugiere que los lugares situados a gran altitud se están calentando más rápidamente que el promedio mundial; por consiguiente, se necesitan con urgencia evaluaciones hidrológicas en las regiones montañosas.”