Sí, así como lo lee. En Hidalgo hay sectas que están operando bajo la cortina de ser espacios religiosos, en su mayoría cristianos que aprovechándose de la vulnerabilidad de las personas que buscan un poco de sosiego a sus problemas; deciden ejercer diversas formas de violencia contra sus feligreses. Todo en el nombre de Cristo. Mi familia es cristiana conversa, hace años que dejaron de congregarse porque se dieron cuenta que lo que decían los pastores era muy distinto a lo que la biblia y el Cristo en el que creen espera de las personas.
Sin embargo, otra parte de mi familia aún continuó asistiendo a esas congregaciones y desgraciadamente mi prima fue y sigue siendo víctima de ese grupo. Ella entró al culto cuando era adolescente, se metió a los grupos, asistía cada domingo a la alabanza. El espacio llamado Casa de Oración Pachuca parecía tener buenas intenciones, pero en realidad es un lugar donde se ejerce una gran violencia contra las mujeres y otras personas en vulnerabilidad.
Utilizando la fe deciden ordenarle a las personas que asisten cambiar sus hábitos, su forma de vestir. A las mujeres les mencionan que si ellas visten de cierta forma están provocando a los hombres e incitando a la lujuria, por lo que ellos son las víctimas.
Te recomendamos: Las feministas también discriminamos y violentamos
Si las personas quieren iniciar una relación de pareja tiene que contar con la aprobación del pastor, incluso antes que alguien más sepa. Si se enteran que tuviste relaciones sexuales antes del matrimonio a las mujeres las exhiben públicamente como fornicadoras y a los hombres como víctimas de ellas.
La privacidad no existe, los matrimonios tienen que hacer públicas sus dinámicas. Y hay un castigo recurrente donde se obliga a las personas a contar sus pecados, para que luego todes recen por su salvación y sean aislades.
El maltrato también lo ejercen contra las niñas, niños y adolescentes; a quienes también aíslan, regañan y señalan frente a toda la congregación.
Puedes leer: 8M: conmemoración, celebración y exigencia
A estás sectas les fascina el dinero, sus pastores por lo general tienen ropa, autos y vidas de lujo; ya que cada domingo insisten en qué tienen que diezmar.
Mi prima salió de la secta hace varios meses, pero aún continúan acosándola su expareja y otras personas de la congregación quienes señalan que ella se perdió en los vicios del mundo. Ella ha tenido un proceso largo para superar todos esos aprendizajes llenos de violencia que ejercieron sobre ella.
Quizás se pregunten por qué simplemente no se van. La respuesta no es sencilla, la comunidad cristiana a veces es la única red con la que cuentan las personas, por lo que salir de ahí requiere de una valentía y esfuerzo titánico para reconstruírse lejos del maltrato. Si, como las relaciones de pareja violentas.
Así como en los últimos años se ha denunciado el sin fin de casos se abuso sexual dentro de la iglesia católica, los próximos años nos vendrán a revelar todas las prácticas que en otros espacios religiosos se ejercen contra las personas.
Es cierto que hay una separación entre la iglesia y el estado. Pero la Constitución y la garantía de los derechos humanos está sobre cualquier culto o secta. ¿Dónde está el estado en estos espacios? ¿Por qué seguimos permitiendo que estás congregaciones y espacios religiosos violenten, discriminen y se aprovechen de las personas en nombre de Dios?