El surgimiento inesperado y repentino del Covid – 19 cambió sustancialmente muchas de nuestras actividades cotidianas, comenzamos a depender enteramente de smartphones, tablets y computadoras; sin embargo, si bien la pandemia aceleró los procesos tecnológicos y la era digital dio un gran salto, uno de los grandes conflictos ha sido precisamente la falta de acceso a internet y de alfabetización digital.
Actualmente ya no sólo se trata de smartphones, en los últimos años se ha innovado en sistemas y programas informáticos, robótica, inteligencia artificial, sistemas ciberfísicos y por supuesto en el internet de las cosas, impulsando así la automatización y la digitalización de la actividad económica.
Es claro que la innovación ha reestructurado principalmente el mundo de los negocios y el trabajo, así como la educación, sin embargo, casi toda la investigación y la configuración de nuevos sistemas de tecnología se lleva a cabo en el sector privado, por lo que hoy la participación gubernamental y del Estado es cada vez más necesaria y trascendental.
En un mundo cada vez más tecnológicamente dependiente, debemos enfocarnos en ampliar el acceso a las oportunidades y en mejorar las capacidades para ajustarnos a los nuevos desafíos, de acuerdo al informe Democratizar la innovación: Poner la tecnología al servicio del crecimiento inclusivo realizado por el centro de investigaciones sin fines de lucro Brookings Institution se menciona que se deben diseñar políticas públicas más inteligentes con una participación activa de las instituciones gubernamentales para fomentar una mayor difusión de las nuevas tecnologías, pero también capacitación para que se pueda dar crecimiento económico más fuerte e inclusivo.
Es cierto que la innovación se lleva a cabo de forma casi generalizada, primordialmente por un pequeño grupo de empresas, las cuales cuentan con la solvencia económica suficiente para hacerlo, así como el personal capacitado; sin embargo, no podemos omitir que el factor humano continúa siendo fundamental y decisivo para la creación tecnológica, por lo que se debe apostar por apoyar y creer en aquellos con ideas revolucionarias.
Otro tema que debe analizarse es lo elevado del precio de la tecnología, porque a pesar de que diversos productos con el paso del tiempo son más económicos, aún contar con ellos es un lujo para un amplio sector de la población, y es que el incremento de la brecha digital se ha convertido en una de las preocupaciones más grandes, no sólo en México, sino en todo el mundo, porque conforme las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) evolucionan, existen quienes, al no tener acceso a ellas quedan rezagados no sólo de los beneficios sociales sino también de la oportunidad de su utilización para proveer una mejora en los servicios que ofrecen.
Democratizar la innovación permitirá entre otros temas, avanzar hacia nuevos modelos de negocios, acceder a mayores mercados, la posibilidad de que se tenga una amplia apertura al trabajo colaborativo y hacia la capacitación, pero sobre todo logrará que la tecnología no quede sólo en el beneficio de unos pocos, sino que se enfoque en el desarrollo integral, sin preferencias sesgadas, con el único fin de que las prioridades y valores estén centrados en la población.
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