“No hay un momento en la vida de las mujeres que nuestro enojo sea aceptable”. Soraya Chemali
Ya hay muchos recuentos de la marcha del 8 de marzo en Pachuca, las cuentas de cuantas asistentes fuimos van de los 4 mil a 6 mil mujeres marchando, muchas que era su primera marcha, algunas otras con sus hijas/hijos, otras marcharon con sus madres que ahora son de la tercera edad, hubo un contingente para las discapacidades, como siempre al término de la marcha en el asta bandera, demasiados, inacabables, dolorosos testimonios de las múltiples violencias que viven, niñas, adolescentas, mujeres en toda su diversidad sin que el estado sea capaz de resolverlos, en medio de Plaza Juárez una hoguera gigante hecha con los carteles que se alzaban mientras caminábamos, como si así hiciéramos el conjuro juntas para que se vayan los dolores, los sufrimientos de un continuo de hechos violentos.
Días antes, Guillermo “patán” Olivares, de nueva cuenta prendiendo el fuego de lo que no han podido resolver, con el mismo discurso engañoso de que los de antes lo hicieron mal, pero no recuerda que él mismo formó parte de los de antes, que hay funcionarias en el Centro de Justicia y en la Procuraduría de Niñas, Niños y Adolescentes como Karina Ramírez que son de las de antes y siguen actuando mal o peor, así que ya no queda ese discurso y como le dijo la activista Carmen Rincón cuando se vayan (porque igual que los otros se van a ir) les vamos a recordar lo mal que lo están haciendo igual que los de antes; es inadmisible que un secretario regañé a la Fiscal de Desapariciones frente a sus colegas, indignante que estando todas las que supuestamente saben de derechos de las mujeres hayan permitido la revictimización de las pocas asistentes que contaron sus casos y se hayan ido sin respuestas, de total ignorancia que ese mismo patán diga que hay denuncias falsas y que como se lo dijo una víctima: Sí hay denuncias falsas de los hombres contra nosotras y esas sí proceden, por corrupción o por amiguismo entre jueces y ministerios públicos.
Guillermo “patán” Olivares pidió en esa reunión que las cosas debían ser tersas, pero como le respondió Carmen Rincón, ¡No, estamos furiosas!, por todas las cosas que están pasando en el estado y, justamente la columna retoma el nombre del libro de la escritora Soraya Chemali, sobre lo que expresa Carmen y lo ocurrido en la marcha “Una sociedad que no respeta la ira de las mujeres es una sociedad que no respeta a las mujeres en absoluto: no las reconoce como pensadoras, conocedoras, participantes activas o ciudadanas”; pero ahí está la respuesta este 8 de marzo, la ineptitud y la falta de acciones llevan a la exigencia, porque “el enojo es el primer paso para defendernos de la injusticia” por eso rabia, somos todas.
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