Nunca en los 26 años que han transcurrido desde que vine a mi primer Super Bowl, el XXXII en San Diego, cuando los Broncos de Denver entronizaron a John Elway y hundieron a Brett Favre y los Packers, me había tocado presenciar una brutal batalla por la atención del público en una ciudad sede del juego de campeonato de la NFL.
Pero a Las Vegas, la ciudad de más rápido crecimiento en Estados Unidos, y donde se han perdido todo tipo de dimensiones, no solo las económicas, sino las del tamaño, el impacto, y casi cualquier parámetro y donde la capacidad de asombro ya no es un referente de lo espectacular y la incredulidad ya es cosa del pasado, no se le puede “comprar” o “sustraer”, ni siquiera con el evento individual más visto de todo el mundo, aunque haya una oferta jamás vista.
La noche del domingo el juego de campeonato de la NFL sumó más de 130 millones de televidentes solo en territorio norteamericano y a reserva de que se conozcan los números, se calculan cerca de 350 millones de televidentes en todo el mundo. Por eso es por lo que vale la pena la reflexión.
Durante la semana previa al SB LVIII, hubo todo de tipo de espectáculos, la liga de artes marciales mixtas UFC tuvo su evento 236, la empresa de boxeo Top Rank hizo una pelea de campeonato mundial; el empresario Dana White tuvo su competencia de “bofetadas” en el Casino Durango; la organización del Golf LIV tuvo un evento; los Golden Knights de la NHL jugaron hockey en la T-Mobile Arena; mientras que en the Dollar Loan Center hubo función de lucha libre de la All Elite Wrestling. Sobra explicar que todos los escenarios estuvieron llenos.
Los 13 diferentes shows del Circ Du Soleil con boletos agotados, bueno, hasta la presentación del uniforme del equipo Red Bull donde “Checo” Pérez es uno de los tripulantes para la temporada 2024 (aunque no aplique como evento deportivo, como tal), tuvo a casi mil invitados, algo absolutamente inusual.
Pero, aunque la feroz oferta de eventos no es equiparable a ninguna otra ocasión en las 57 ediciones previas del Super Bowl, los más de 70 mil aficionados y casi 2 mil periodistas que estuvimos la noche del domingo en el Allegiant Stadium, superamos con mucho la suma de todos los demás que invirtieron su tiempo y miles de dólares para acudir a los demás espectáculos.
Me llamó sobremanera la descomunal cifra de 23 mil millones de dólares en apuestas, nunca, nunca-nunca, se habían corrido apuestas por una cifra siquiera cercana. Pero siendo Las Vegas el corazón del mundo de las probabilidades, y con el tremendo crecimiento de las autorizaciones para las apuestas legales, hemos llegado a estos desconocidos niveles.
Hace no mucho tiempo la NFL se negó a transmitir un anuncio de 30 segundos de Las Vegas durante el Super Bowl debido a preocupaciones sobre el juego. Hace seis años, este estado, Nevada, era el único estado donde se podía hacer legalmente una apuesta para el Super Bowl. Este año, es posible en 38 estados más el Distrito de Columbia.
La Liga perfecta ha dado una cátedra maestra de crecimiento y fortaleza y parece que nada la detendrá en los próximos años, luego de anunciarse expansiones en Alemania, Inglaterra, Brasil, por supuesto México, y apenas hace unos días, España… Lo dicho, la NFL nunca pierde, y no lo iba a hacer en la ciudad del juego…
Por Edgar Valero Berrospe