En los últimos años, la contaminación atmosférica en México, en Hidalgo y en la zona de Tula ha venido en aumento, generando miles de muertes prematuras y enfermos, lo cual, en conjunto, representa un impacto a la salud, al trabajo y a la productividad del país de 738 mil millones de pesos.
Así lo aseguró Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente Asociación Civil y experto en residuos y cambio climático, quien señaló que es lamentable que nuestras autoridades no hayan podido idear políticas públicas que disminuyan la contaminación atmosférica en todos estos años.
En este contexto, desde 2015 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) planteó la implementación de la Agenda 2030, la cual suscribió México y que tiene como objetivo disminuir los niveles de contaminación en el mundo; sin embargo, el aumento en los niveles señala el fracaso en cuanto a las políticas públicas implementadas.
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Carlos Álvarez Flores señaló que, a nivel global, siete millones de seres humanos mueren prematuramente cada año por la contaminación atmosférica, y en México, el reporte de “Costos totales de agotamiento y degradación ambiental”, del Inegi, publicado hace unos meses, señala el costo total del impacto de la contaminación, que es, de 738 mil millones de pesos.
Esto significa que, desde 2018, que fue el anterior reporte, el costo de los daños causados por la contaminación ambiental ha incrementado en 100 mil millones de pesos, según explicó el activista Carlos Álvarez Flores.
Entonces, ¿por qué sigue incrementando la contaminación atmosférica? Según Carlos Álvarez, esto tiene que ver con que el crecimiento industrial, vehicular y de desarrollo urbano del país sigue adelante, a pesar de todo.
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Además, la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) fue prácticamente desmantelada con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ya que se le redujo drásticamente el presupuesto y, con ello, se limitó su injerencia y poder de acción contra las prácticas industriales corruptas, manifestó el experto en cambio climático.
En el caso de la zona de Tula, dijo, la contaminación proviene de una mezcla que proviene de los tiraderos a cielo abierto, de las caleras, bloqueras, cementeras, de la refinería Miguel Hidalgo y de la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, entre otras empresas y negocios contaminantes de menor escala.
Muestra de que la Profepa no está haciendo nada para disminuir la contaminación ambiental es el hecho de que continúa operando la empresa Sistemas Integrales en el manejo de Residuos Industriales (Simari), ubicada en el parque Industrial de Tepeji del Río, la cual opera con un incinerador viejo que genera mucha contaminación.
A pesar de que se han iniciado varias denuncias contra Simari, la Profepa no ha suspendido ni obligado a la empresa a mejorar su control de calidad en cuanto a las emisiones al aire, lo que está provocando severas afectaciones a la salud de la población circunvecina, finalizó Carlos Álvarez Flores.
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