Maniac, una novela total sobre el lado oscuro de la ciencia y el pensamiento

“En la madrugada del 25 de septiembre de 1933, el físico austriaco Paul Ehrenfest entró en el Instituto Pedagógico del Profesor Jan Waterink para niños discapacitados en Ámsterdam, le disparó a Vassily, su hijo de catorce años, y luego se pegó un tiro en la cabeza”.

¡Vaya inicio brutal para una novela total! Benjamín Labatut ha concebido con Maniac una poderosa y estrujante maquinaria literaria que resulta sobrecogedora a la hora de mostrar el lado oscuro de la ciencia y sus implicaciones sobre la mente y el alma de varios de los hombres más inteligentes de la historia.

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Paul Ehrenfest -amigo muy cercano de Albert Einstein, quien lo admiraba- estaba aterrado por el uso maligno que se le estaba dando a la ciencia y también por el advenimiento del régimen nazi, por lo que decidió que no valía seguir adelante y que su hijo, que padecía Síndrome de Down, también sería un blanco seguro de la depuración racial que ya comenzaba a operar.

Pero luego Maniac pasa a centrarse en John von Neumann -una mente deslumbrante-, al que se le ha nombrado el otro Oppenheimer y que tuvo una vida absolutamente trascendente para la humanidad: “sentó las bases matemáticas de la mecánica cuántica, ayudó a diseñar las bombas nucleares, desarrolló la teoría de los juegos y creó el primer computador moderno”.

Pero la cara deslumbrante de la ciencia tiene su lado oscuro… uno que puede convertirse en una delirante pesadilla y sobre el que Labatut se aboca con gran minuciosidad e internándose en la mente, sentimientos y tribulaciones de grandes eminencias… que terminan tan atormentados como cualquier simple mortal.

Tratándose de una novela de largo aliento hacía su parte final se entrelaza con el desarrollo de la Inteligencia Artificial y un momento cumbre, que es cuando un maestro coreano, el mejor jugador en la historia del Go, un juego cuya complejidad es tremenda, se enfrenta a la Inteligencia Artificial y con ello se evidencia el encontronazo de lo humano ante la supuesta perfección tecnológica.

Pero antes de todo ello, la vida y obra de von Neumann nos lleva hasta temas de gran calado científico: “Le pregunté de qué manera pensaba unir sus ideas sobre la computación, las máquinas autorreplicantes y los autómatas celulares con su nuevo interés por el cerebro y los mecanismos del pensamiento”; esa mente portentosa respondió al cuestionamiento: “Los hombres de las cavernas inventaron los dioses. No veo nada que nos impida hacer lo mismo”.

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Al final, la sentencia que nos deja Maniac, con todo y la trepidante parte final con sus partidas ante la Inteligencia Artificial AlphaGo es una frase de von Neumann: “Para el progreso no hay cura”, algo que, sin duda nos debe de llevar a ciertas reflexiones éticas.

Mientras ello ocurre, nos quedamos con un apunte acerca de Benjamín Labatut (nacido en 1980) de parte de Becca Rothfeld de The Washington Post: “es ese fenómeno cada vez menos común: un escritor contemporáneo de apasionante originalidad. Incluso más que Un verdor terrible, MANIAC es una obra de belleza oscura, inquietante y singular”.